"Es la joya de la corona de la Iglesia", afirma Camino

Manos Unidas reconoce que la crisis económica le ha afectado

Myriam García Abrisqueta, presidenta de la ONG

Manos Unidas ha de evangelizar promocionando y promocionar evangelizando

La presidenta de Manos Unidas, Myriam García Abrisqueta, reconoció hoy que la crisis económica ha afectado a la labor de la ONG católica aunque apuntó que «no ha sido tan fuerte como esperaban».

Durante la presentación del mensaje de la Conferencia Episcopal Española (CEE) con motivo del 50 aniversario de Manos Unidas, señaló que la situación económica afecta principalmente a los más necesitados y alertó de que cada vez hay «necesidades y solicitudes más importantes«.

Sobre el mensaje de los obispos, Abriqueta afirmó que lo reciben «como un tesoro» y estímulo para afrontar los retos que tienen «con mayor compromiso». En este sentido, trasladó al secretario general de la CEE, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, y al obispo consiliario de Manos Unidas, monseñor Juan José Omella, su agradecimiento.

En el texto, los obispos recuerdan los inicios de Manos Unidas al tiempo que destacan los proyectos que la ONG realiza en favor del Tercer Mundo como el desarrollo agropecuario y pesquero, la promoción cultural, la atención sanitaria y la promoción social y en concreto de la mujer.

Aún así, reiteran a los responsables de la asociación la importancia de «preservar como un preciado tesoro la identidad cristiana y misionera, superando toda tentación secularista y el reduccionismo que comporta». «Manos Unidas no puede descuidar su acción misionera: ha de evangelizar promocionando y promocionar evangelizando, buscando el desarrollo integral del hombre y no sólo satisfacer sus necesidades materiales», indican.

Ante los retos que debe afrontar la ONG católica, el Episcopado cita, entre otros, las agresiones al equilibro medioambiental, los desequilibrios económicos y la crisis de la energía y los alimentos».

En este sentido, dedican una atención especial al problema del hambre y recogen que la pobreza es «una de las más graves preocupaciones de la comunidad internacional». «Su solución nos apremia a todos, reconociendo que la visión del desarrollo como vocación comporta que su centro sea la caridad», dicen.

A este respecto, Martínez Camino calificó a Manos Unidas como «la joya de la corona de la Iglesia en España» y de «referencia de la lucha de los católicos contra el hambre y por el desarrollo integral de los países necesitados».

Por su parte, Omella quiso destacar que la organización de la que es consiliario solamente se gasta un 8,3 por ciento de los donativos en gastos administrativos y de sensibilización, al tiempo que garantizó que el restos de los recursos llegan íntegramente a los proyectos del Tercer Mundo.

 

 

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