Con la nueva ley la vida de un inmigrante se volverá mucho más dura de lo que ya es
(En Clave de África).-El intenso debate político sobre la nueva Ley del Aborto y las reacciones que ésta ha suscitado por parte de los obispos españoles ha dejado muy en la sombra la aprobación de otra reforma: la de la nueva Ley de Extranjería (la cuarta en los últimos ocho años), a la que numerosas organizaciones de Iglesia y cívicas se había opuesto por entender que conculca seriamente los derechos de los inmigrantes. El pasado 26 de noviembre se aprobó esta reforma, con los votos a favor del PSOE, CiU y Coalición Canaria. Votaron el contra, aunque por motivos muy distintos, el PP (para quien la nueva ley da demasiados derechos y muy pocas obligaciones a los inmigrantes y ya anunciado que si llega al poder la hará más restrictiva), el PNV, UpyD, ERC, IU-ICV y Nafarroa Bai, mientras que el BNG optó por la abstención.
Con la nueva ley la vida de un inmigrante se volverá mucho más dura de lo que ya es. El que no tenga papeles lo tendrá difícil a la hora de poder empadronarse, lo cual hará imposible que pueda obtener la tarjeta sanitaria. De hecho, ya hay muchos que cuando están enfermos buscan a un compañero para que le dé los medicamentos que le han sobrado. El que tenga a un inmigrante al que haya escrito una carta de invitación viviendo en su casa podrá ser multado con hasta 10.000 euros, con lo que incluso se castiga la hospitalidad. Y los que sean detenidos por estar en situación irregular podrán estar en un centro de internamiento hasta dos meses, y eso que no han cometido ningún delito. Esto hará que la policía intensifique la «caza al inmigrante» que ya lleva varios meses practicando con órdenes que vienen desde arriba y que hace que muchos extranjeros en situación irregular pasen la mayor parte del día encerrados en sus casas por miedo.
Los que estén en situación de tener los papeles en regla lo tendrán más difícil a la hora de traer a sus familiares a vivir con ellos: sólo los esposos, los hijos de menos de 16 años y los padres si son mayores de 65. El obispo de Sigüenza-Guadalajara, José Sánchez, en una carta dirigida a sus diocesanos, ha sido el único que ha criticado en público esta nueva ley y ha dicho, por ejemplo, que la nueva normativa sobre reagrupación familiar afectará seriamente al equilibrio humano que los inmigrantes necesitan para llevar una vida integrada. Monseñor Sánchez se refirió en su pastoral a un encuentro que tuvieron con Benedicto XVI el pasado 6 de noviembre, en el que el Papa se refirió a las nuevas leyes europeas para inmigrantes como expresión de «una sociedad basada sólo en el beneficio material».
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