Kiko pretende que tanto él como todos los cardenales hablen antes de la misa, mientras que Rouco espera que no se "politice" el encuentro, como sucediera en 2007
«La Iglesia no puede permanecer indiferente ante las separaciones de los esposos y el divorcio… Apoya a la familia y salvaremos Europa. ¡Ven!«. Así culmina el díptico informativo de cara a la misa de las familias, que el próximo 27 de diciembre se celebrará en la plaza de Lima con presencia de cardenales de Roma y de toda Europa, y la participación por videoconferencia de Benedicto XVI.
Un acto que estará coordinado por el obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig, que en las últimas semanas protagonizó un sonoro escándalo, al presidir una misa por los caídos en Paracuellos del Jarama junto a una bandera franquista. Reig será el encargado, junto a la secretaria de la Provincia Eclesiástica de Madrid, María Rosa de la Cierva, de presentar los pormenores del acto, que contará con la inestimable colaboración de Kiko Argüello y neocatecumenales de toda Europa.
«Persecución del Gobierno contra la familia católica»
De hecho, la idea de «abrir» el evento al Viejo Continente es de Argüello, quien quiere que el acto sea una especie de punto de partida al movimiento antiaborto y contra los matrimonios gay en toda la Unión Europea. La propia De la Cierva manifestó este viernes en la Cope que esperan la presencia de más de dos millones de personas, que protestarán contra la «persecución del Gobierno contra la familia católica«.
La decisión de dar a Reig (responsable de la Subcomisión de Familia y Vida del Episcopado) la responsabilidad del evento viene de lejos, aunque en las últimas semanas se ha llegado a cuestionar la decisión, especialmente después de salir a la luz pública algunas imágenes de la misa que presidió en Paracuellos del Jarama por los caídos de la Guerra Civil, que contó con la presencia, entre otros, de Blas Piñar. En el altar, una bandera franquista.
La web del encuentro del 27-D obvia por completo esta información, aunque sí trae una jugosa entrevista con el organizador del evento. En ella, monseñor Reig arremete contra «el proceso de descristianización y la continua presión de una cultura laicista inspirada en el feminismo radical, y ahora en la ideología de género» en España, que «están provocando un verdadero cambio de mentalidad. No sólo se ha abdicado de la fe, sino también de la razón, como medio para conocer la verdad. Nihilismo, relativismo e individualismo se han entronizado». En su opinión, la misa de Madrid pondrá en evidencia que «la Iglesia católica es un gran pueblo que emerge en una sociedad laicista«.
Temor a los «kikos»
La presencia de Reig Plá en la organización, además, ha generado ciertas dudas entre distintos grupos de la diócesis de Madrid, que temen que el acto sea acaparado, en exclusiva, por los kikos. De hecho, tanto Reig como la práctica totalidad de los cardenales –alrededor de una veintena– que acudirán a la plaza de Lima pertenecen o están cercanos al Camino. Este excesivo protagonismo, así como la petición de Kiko Argüello de que todos los purpurados -y él mismo- puedan hablar a los asistentes antes de la misa, ha generado las primeras desavenencias entre los organizadores.
Así, Kiko sostiene que el modelo a seguir debe ser similar a la de la primera concentración -en 2007, a unos meses de las elecciones generales-, que se recordará por las imprecaciones contra el Gobierno pronunciadas por el propio Argüello y los cardenales García-Gasco y Cañizares.
Por el contrario, el cardenal Rouco prefiere una celebración parecida a la del pasado año, cuando el acto se limitó a una Eucaristía sin apenas connotaciones políticas. Fuentes cercanas al presidente del Episcopado inciden en que éste prefiere evitar «cualquier confrontación política, que luego pueda ser utilizada por el Gobierno».
La situación se ha enquistado hasta tal punto que ni siquiera los organizadores saben cuál será el formato final ni si, como podría suceder, en el último momento el líder de los kikos toma la palabra para arengar a los suyos. En el entorno neocatecumenal, además, se destaca que «nosotros somos los que vamos a llenar la plaza, los que vamos a traer a familias y a cardenales de toda Europa. Es lógico que queramos escuchar a Kiko«.