Vivir en un país extranjero genera innumerables trastornos y dificultades y conlleva riesgos y problemas serios previsibles en el futuro
En plena polémica por la decisión del Ayuntamiento de Vic de negar el empadronamiento a los inmigrantes irregulares, los obispos españoles dan un paso al frente y reclaman a las autoridades que «faciliten la inscripción» en el padrón municipal. En su mensaje con motivo de la Jornada Mundial de las Migraciones, la Conferencia Episcopal mostró su confianza en que «las dificultades de acceso al padrón municipal no queden además agravadas por sanciones difícilmente soportables».
El mensaje episcopal contiene una dura crítica a la Ley de Extranjería aprobada por el Parlamento y, en especial, a la situación de los menores inmigrantes. En este sentido, el documento arranca señalando que en España «contamos en la actualidad con 803.857 menores de edad nacidos en el extranjero, que representan el 17% del total de extranjeros», y muestran su preocupación por «la situación de todos los menores, especialmente los más desamparados. Muchos de ellos -sobre todo los menores no acompañados- han vivido y viven el rechazo y la amenaza permanente de la repatriación, incluso cuando no hay una familia que les espere».
Niños y niñas «que llegan en condiciones dramáticas a una Comunidad Autónoma en España y de allí son derivados a otras«, denuncian los obispos, quienes critican la existencia de «una carrera para quitárnoslos de en medio manteniéndolos unos años, para que, al cumplir los dieciocho años de edad, se queden literalmente en la calle convertidos en «sin papeles», permanentemente amenazados por la expulsión, sin posibilidad de trabajar o de una vida digna».
Tras recalcar los principales aspectos de la encíclica «Caritas in Veritate«, el Episcopado critica algunos de los aspectos de la nueva Ley de Extranjería. En este sentido, y en lenguaje propositivo, los obispos confian en que «los impedimentos puestos al derecho de reagrupación familiar queden soslayados», pues «vivir en un país extranjero, sin puntos de referencia reales, genera innumerables trastornos y dificultades y conlleva riesgos y problemas serios previsibles en el futuro».
Del mismo modo, el mensaje reclama «que el régimen sancionador del plazo ampliado del internamiento de las personas inmigrantes «sin papeles», se vea reducido al mínimo en su aplicación», y sostiene que «el llamado «esfuerzo de integración«, para adultos y menores, implica no solo al que llega sino también al que acoge».
«La llegada y presencia de los hermanos emigrantes y refugiados son para nosotros una gracia y, al mismo tiempo, una interpelación, un reto y una oportunidad», concluye el texto, que agradece «los incontables gestos y generosos esfuerzos de tantos hermanos, grupos, comunidades e instituciones en el servicio a los emigrantes y refugiados y en la defensa de sus derechos, especialmente en este tiempo de especiales dificultades».