Jane Hedges, de la abadía de Westminster, y su colega Lucy Winkett, de la catedral londinense de San Pablo, principales candidatas
El cisma en la Iglesia Anglicana, latente desde hace años, está a punto de convertirse en realidad. Hoy mismo, el sínodo de obispos anglicanos, que se encuentra reunido en Londres, anunciará el plan para elevar a mujeres al epispado. La medida se comenzará a aplicar en julio, aunque no se prevén ordenaciones hasta 2011.
El anuncio, que llevará a cabo -según cuenta The Times- el obispo de Manchester, Nigel McCulloch, provocará una fuga en masa de los sectores tradicionalistas hacia la Iglesia católica, aprovechando la puerta abierta de Roma a los anglicanos anunciada en noviembre pasado. De hecho, responsables de esta rama ya han anunciado su acercamiento a la Santa Sede.
Los esfuerzos para alcanzar un acuerdo de consenso, y para lograr que los más tradicionalistas aceptasen que las mujeres alcanzaran el episcopado han fracasado. No obstante, McCulloch pedirá a las futuras obispas que deleguen su autoridad en otros obispos para atender a aquellas parroquias que se nieguen a aceptarlas. Sin embargo, no se aceptará la «opción romana», ni se creará una estructura paralela para obispos tradicionalistas.
Los sectores más conservadores niegan la posibilidad de que las mujeres sean obispos, basándose en que Jesucristo no tuvo discípulas, de modo que la sucesión apostólica sólo puede quedar en manos de varones.
Entre las primeras mujeres que podrían alcanzar tal distinción están la canóniga Jane Hedges, de la abadía de Westminster, y su colega Lucy Winkett, de la catedral londinense de San Pablo.