La República Centroafricana es el segundo país más pobre del mundo, y también uno de los más olvidados
Le llaman «el obispo de los pobres de África«, aunque deberían llamarle «el obispo que lucha contra las injusticias en África». Juan José Aguirre, cordobés, obispo comboniano de Bangassou (República Centroafricana), abre su espacio en Religión Digital. Un espacio dedicado a África y a los «libros de lágrimas de mi pueblo», que se titulará como su lema episcopal: «No tengáis miedo«.
La República Centroafricana es el segundo país más pobre del mundo, y también uno de los más olvidados. Enclavado en uno de los rincones más ricos en materiales naturales (diamantes y coltán), esquilmados por las grandes multinacionales, su país ha sufrido, y sigue sufriendo la violencia interétnica y religiosa -es vecina de Chad, Congo y Sudán- y los ataque sdel Ejército de Resistencia del Señor, que atacan los poblados, secuestran niños y mujeres, mutilan a todo aquel que se pone en su camino y arrasan con todo lo que encuentran a su alrededor.
Aguirre se hizo obispo, aunque iba para médico. Estudió Teología en Roma y Antropología de las Religiones en París. Ordenado sacerdote en 1980, es destinado en primer lugar a la República Centroafricana, en concreto a la misión de Obo, en la frontera con Sudán.
Tras pasar seis años en Palencia (de 1987 a 1993), junto a monseñor Castellanos, en 1994 regresó, para quedarse, a la República Centroafricana. Dos años después, es elegido respnsable provincial de los combonianos, y en 1997, obispo de Bangassou.
Desde «No tengáis miedo», monseñor Aguirre tratará de contar la realidad tal y como la viven los olvidados, los que nada tienen. Desde una perspectiva africana y liberadora, que basa en el Evangelio la búsqueda de la libertad y la justicia. Y denunciar a todo el que quiera matar, secuestrar o condenar a la miseria a su pueblo, por muy poderosos que sean. Porque, como dice un proverbio del país, «cuando dos elefantes se pelean, la que más sufre es la hierba bajo sus pies«.
Desde Religión Digital, nos enorgullecemos de la entrada de Juan José Aguirre -muy buen amigo, por cierto, de otro Juan José, Asenjo, uno de los grandes cómplices con los que cuenta este obispo de los pobres de África-, que también sirve para mostrar la realidad, y la nobleza, de los miles de misioneros que a diario dejan su vida por los más necesitados.