La consecución de un pacto educativo requiere de unas condiciones mínimas de credibilidad en los responsables políticos que lo lideran o promueven
(José Antonio Poveda, Escuelas Católicas).-Dice el refrán que una cosa es predicar y otra dar trigo. La verdad es que resulta difícil encontrar una frase mejor para resumir la actuación del Ministerio en las últimas fechas: predica Pacto educativo pero sólo da trigo a los centros públicos.
Efectivamente, en el último documento de propuestas del Ministerio para un Pacto educativo se predican la dotación de medidas de apoyo para el alumnado con dificultades de aprendizaje en la ESO (nº 24), que se concreta en apoyos para los alumnos con dificultades en 3º de ESO (nº 14), el incremento de programas de diversificación curricular (nº 15), medidas de refuerzo para repetidores en 3º (nº 20) y organización de refuerzos en la ESO (nº 31).
Por otro lado se debe asegurar (nº 77.a) la escolarización equitativa del alumnado con necesidades educativas especiales, con especiales dificultades de aprendizaje, alumnado inmigrante o procedente de minorías étnicas o culturales entre todos los centros públicos y concertados, pero también (nº 77.c) que todos los centros públicos y concertados que lo necesiten dispondrán de los medios, programas, recursos y medidas de apoyo necesarios para atender al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo. Para ello, el Pacto propone la elaboración de una memoria económica que contemple todas las medidas incorporadas en el pacto en la que se establezca tanto la aportación de la Administración General del Estado como la de las comunidades autónomas (nº 134). El último párrafo del documento señala que se elaborará una addenda anual para concretar las medidas específicas en cada año. Hasta aquí la predicación.
Para leer el artículo completo, pincha aquí: