No podemos tolerar actitudes o actuaciones que supongan manipulación afectiva o sexual de niños, adolescentes o adultos
(José Miguel Núñez).-En estos días, una vez más, nos vemos sorprendidos y nos sentimos muy dolidos ante los diferentes escándalos sexuales que se vienen produciendo en muchas partes del mundo protagonizados por consagrados y ministros ordenados.
En la Iglesia hemos de ser muy claros al respecto. No podemos transigir con situaciones irregulares o mirar hacia otro lado ante circunstancias que pueden vulnerar de forma flagrante nuestro compromiso evangélico y dañar a las personas. Entre todos, desde la justicia y la misericordia, hemos de saber afrontar las situaciones que puedan sobrevenir y dejar bien claro que no podemos tolerar actitudes o actuaciones que supongan manipulación afectiva o sexual de niños, adolescentes o adultos.
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