Hoy, enemigos verdaderos e hijos fingidos de la Iglesia de Cristo, se han confabulado para crucificarla: ¡A la cruz con ella!
(Santiago Agrelo).- Queridos: Los tiempos se han vuelto recios para la fe. La Iglesia se halla acusada y acosada, señalada a la atención de todos y puesta en medio con infamia, condenada como enemiga de la humanidad. La Iglesia, frágil barquilla sacudida por olas y vientos, parece destinada a hundirse en soledad y oscuridad, golpeada contra los bajíos del descrédito, la deshonra, la vergüenza, el desprecio, la burla, la indiferencia, el olvido.
Hoy son muchos los hijos de la Iglesia que fingen no conocer a su madre, como si ella llevase sobre los hombros maldades que no sean las que nosotros cometemos, basura que no sea la que nosotros producimos, miserias que no sean las que nosotros causamos y padecemos.
Para leer el artículo completo, pinche aquí