A lo mejor es que no somos tan maduros ni tan cristianos como para superar atávicos antagonismos y egoísmos, incluso cuando lo que está en juego es la supervivencia
(Juan José Primo Jurado).- Fracaso colectivo. La inesperada decisión del Consejo de Administración de Cajasur, optando por 11 votos a 8 rechazar la fusión con Unicaja y hacerse el harakiri, es un fracaso colectivo de todos los agentes que han participado en ese proceso de fusión desde hace un año. Pero es un fracaso ante todo para Córdoba. El Banco de España solo interviene cuando un negocio ha fracasado y para Córdoba, tan vinculada económica, social y culturalmente a Cajasur, su principal empresa, la intervención supone que algo en sus instituciones ha fallado estrepitosamente también.
Parece mentira que en estos tiempos de diálogo, de tender la mano en signo de paz, de búsqueda de consensos, de necesidad de unidad ante la crisis, no se haya llegado a un acuerdo. O a lo mejor es que no somos tan maduros ni tan cristianos como para superar atávicos antagonismos y egoísmos, incluso cuando lo que está en juego es la supervivencia. Braulio Medel ha vuelto a demostrar que podrá ser un buen presidente de Unicaja, pero un mal negociador. Y la Junta de Andalucía y el PSOE, que fueron los impulsores de esta fusión, no ha sido capaz de prevenir contratiempos y llevarla a buen puerto.
También es un fracaso de la Iglesia, cuyo Cabildo Catedralicio, fundador del Monte de Piedad hace siglo y medio, ha sido hasta hace unos días el principal responsable de Cajasur. Ahora ha optado por perderlo ¿Porque no estaba de acuerdo con los costes laborales de la fusión o porque antes de compartir algo suyo prefería inmolarlo? Es la gran pregunta que se hacen muchos cordobeses y católicos y nadie la ha respondido hasta ahora con la suficiente credibilidad. Buena parte del futuro de la Iglesia cordobesa dependerá de que recupere la credibilidad.
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