Cuando quieres hablar con un cristiano marroquí, lo primero que él hace es quitar la batería de su móvil porque la policía podría escuchar la conversación
(Protestante Digital).-Antonio García (nombre ficticio) lleva seis años colaborando con proyectos sociales en beneficio de personas carenciadas en Marruecos. Ahora no puede explicarse por qué las autoridades de ese país expulsan sin juicio previo a los cooperantes cristianos y acosan a los creyentes nacionales, y pide oración por unos y otros.
Aunque es de sobra conocido si diera su nombre auténtico la prudencia le lleva a no revelarlo. Teme que sus vecinos musulmanes -vive en Andalucía- lo denuncien en la mezquita y la próxima vez que quiera entrar en Marruecos la frontera esté cerrada para él.
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