Una sociedad que convierte la muerte en un derecho y lucha por instalar el aborto, la eutanasia, la venta de órganos, como si fueran todos ellos un obligado servicio que debe ser protegido
(Cardenal Rodríguez Maradiaga, tomado de Hacerse a la mar).-Pedro me decía: Primer consejo: «Monseñor, es preciso conocer el mar por el que se navega». Y esto es lo que debemos hacer nosotros en esta sociedad del tercer milenio que nace (tertio millennio ineunte). Es una sociedad difícil, es un mar agitado bajo el signo de la globalización, de la divinización del mercado, de la brecha entre ricos y pobres, de la agonía de los valores, del olvido de Dios, del intento de fabricarse un dios a la medida de nuestras debilidades, un dios cómplice de nuestra incapacidad de ser auténticamente humanos; una sociedad basada en el hedonismo, a través del cual intentamos tan sólo satisfacer las dimensiones de la supervivencia y del goce, sin darnos cuenta de que estamos convocados a la felicidad y a la alegría de ser partícipes de la creación de un mundo nuevo.
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