A Ali Karimi, el Maradona de Asia, regatear el ramadán le ha salido caro. Su club, el Steel Azin de Irán, le ha mandado a la calle
Seguir el ramadán no es fácil y menos para los deportistas de élite. Los futbolistas musulmanes y los clubs europeos intentan hacer compatible la pretemporada con el mes de ayuno del Islam, que impide comer y beber en sitios públicos del alba hasta la puesta del sol. Lo cuenta Roger Pascual en El Periódico.
Algunos se acogen a la dispensa que el Corán contempla para embarazadas, ancianos, enfermos, niños y viajeros, al considerar que –especialmente durante las semanas de la pretemporada– los futbolistas no paran de ir de un lado a otro. Pero a Ali Karimi, el Maradona de Asia, regatear el ramadán le ha salido caro. Su club, el Steel Azin de Irán, le ha mandado a la calle.
«Ante el incumplimiento de las normas del club por parte de Ali Karimi y su falta de respeto a las normas del mes de ayuno, el club de Steel Azin se ha visto obligado a expulsarle», afirmaba el comunicado de su ya exequipo. Karimi, mejor jugador asiático en el 2004 y que militó dos años en el Bayern de Múnich, ya fue expulsado en octubre del 2008 de la selección, a la que regresó cuatro meses después. Aunque en este caso puede haber otros elementos extrareligiosos –Karimi había criticado abiertamente al presidente del Steel Azin, Mostafa Ajorlou–, el caso ha sentado un peligroso precedente delante.
Eric Abidal y Seidu Keita, los dos jugadores musulmanes que juegan en el Barça, acordaron con la dirección técnica y los servicios médicos azulgranas que realizarían una ingesta mínima de alimentos y líquidos durante los 29 días que dura el ramadán para evitar la deshidratación y otros problemas físicos dada la cantidad de trabajo desarrollado estos días. Por su parte, en el Real Madrid el lesionado Mahamadou Diarra practica la abstinencia, no así Lass y Karim Benzema.