"Unos cuantos inquisidores quieren acabar con los Romaxes. Pero no lo conseguirán"

Romaxes, diamante de la Iglesia gallega

Una romería de fe encarnada en la realidad

Sería suicida, antipastoral y antievangélico que los obispos quisiesen podar o arrancar de raíz una relidad pastoral viva y pujante desde hace tantos años, signo de su consistencia evangélica

(José Manuel Vidal).- Cuando los pequeños inquisidores de la Red los tienen en su punto de mira, es porque merecen la pena y representan una genuina realidad evangélica. Los Romaxes gallegos son uno de los pulmones espirituales de nuestra tierra. Una romería de fe. De fe encarnada en la realidad de nuestra tierra. De la fe que lleva a luchar por la justicia y que no se contenta con el mero cumpli-miento. En el amplio abanico de la Iglesia gallega que somos todos, los Romaxes son una parte fundamental. Por eso, tratan de desacreditarlos. Pero no lo conseguirán. Porque los Romaxes son una realidad pastoral anclada en la gente, que responde a sus necesidades. Un auténtico diamante evangelizador. Tanto en cantidad (son más de 5.000 las personas que se dan cita en ellos cada año), como en calidad.

Los inquisidores y «enquisidorciños» piden la urgente intervención de la jerarquía gallega contra los Romaxes. Pero ni Don Julián Barrio ni ningún otro obispo gallego (ni siquiera monseñor Carrasco Rouco, sobrino del cardenal de Madrid) van a prohibirlos ni a desacreditarlos. Y no, porque no se atrevan, sino porque son Iglesia. Tan Iglesia (o más, todo depende de la perspectiva) que la romería del Corpiño, la de los Milagros o la de la Virgen de agosto.

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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