"Cuánta razón tenía Benedicto XVI al afirmar, hace pocas semanas, que los auténticos males de la Iglesia no vienen del mundo, sino de los pecados de los que se dicen sus hijos más fieles"
Dice un antiguo refrán que guárdeme Dios de mis amigos que de mis enemigos ya me ocupo yo. El dicho viene que ni pintado para la situación que, desde hace más de dos años, viene viviendo el cardenal de Barcelona, Lluis Martínez Sistach, desde lo más profundo de una caverna que quiere «limpiar» la Iglesia (su retorcido concepto de Iglesia, claro) de todo aquel que se aparta medio milímetro de la cueva. La última campaña ha venido de la mano de una supuesta complicidad de las diócesis de Tarrasa (Sáiz Meneses) y Barcelona (Sistach) con hospitales que practicaban abortos.
Para leer el artículo completo, pinche aquí