trabajadores sino por la indignación ante tantos vejámenes que sufren los excluidos
(Jesús Espeja).-La crisis económica que sufren especialmente los más pobres crea un descontento generalizado y justificado. Generalizado porque lamentamos este descalabro como un fracaso del sistema vigente. Justificado porque un sistema incapaz de abrir caminos para erradicar la pobreza en el mundo y que cada día genera más excluidos, no tiene credibilidad; cuanto más amplía su dominio en el proceso de globalización más muestra su ideología perversa. Por eso lo extraño es que, viendo cómo desde hace años y en el campo laboral el paro clava sus garras en los indefenso, la huelga general llegue ahora cuando nos vemos obligados a salvar como sea del naufragio donde vamos todos. Pero aquí deseo apuntar el calado que hoy debe tener una verdadera huelga general.
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