Al menos en Europa, esta Iglesia que preside el papa presenta síntomas de preocupante gravedad para su futuro.
(José María Castillo).- Falta menos de una semana para que el papa Benedicto XVI vuelva a España. Y ya se está caldeando el ambiente. Desde los que hablan con entusiasmo sobre el magno acontecimiento que se nos avecina, hasta los que se quejan o incluso protestan de la suntuosidad y el despilfarro que la visita papal va a suponer, precisamente ahora en tiempos de crisis económica.
Aunque no faltan los que aseguran que la visita del Pontífice a Barcelona le va a proporcionar a la ciudad condal unos ingresos que van a superar los treinta millones de euros. En todo caso, y como parece lógico, las protestas más airadas provienen de grupos o instituciones que, como es el caso de «Europa laica», propugnan un laicismo sin recortes. Todo esto, naturalmente, da mucho que hablar y genera no pocos acaloramientos. Por eso me ha parecido que puede resultar pertinente hacer algunas observaciones que quizá ayuden a encontrar algo de luz y poner cierto orden en esta enmarañada situación.
Para leer el artículo completo, pincha aquí: