El padre Jacob es un pastor protestante, anciano y ciego, que vive para contestar las cartas de sus feligreses que acuden a él pidiéndole consejo y oración.
(Peio Sánchez).- Nuevamente viene del frío, Finlandia en este caso, una obra sugerente del cine espiritual en la estela de Dreyer, Bergman o Tarkovski. Una película esencial e íntima que trata del encuentro salvador entre dos seres humanos más allá del fracaso y dónde la gracia trabaja sutilmente tornando la aparente la desgracia en oportunidad.
Realizada como un film de cámara, con apenas tres actores, prácticamente en dos ambientes, una casa y una iglesia destartaladas, con una mínima acción exterior y un penetrante itinerario interior. Los protagonistas Leila (perfectamente dramática Kaarina Hazard) y el padre Jacob (austeramente tierno Heikki Nousiainen) con el contrapunto de un cartero que es testigo prácticamente mudo de este encuentro entre dos almas.
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