Mártir de su país, mártir de nuestro mundo, mártir de Dios

Mohamed Boazizi, mártir

"Estaría muy bien que nuestra Iglesia lo canonizara ya mismo por aclamación"

La campaña “subito santo” estaría más indicada en este caso que en algún otro en el que ya está en marcha a bombo y platillo desde el propio Vaticano

(José Arregi).- Todos conocemos ya la historia del joven informático tunecino en paro Mohamed Boazizi que, para sostener a su madre y a su hermana, vendía frutas y vegetales sobre una pobre mesa sin autorización en una pobre calle de Sidi Bouzid. La policía derribó su mesa, las frutas y verduras corrieron por el suelo, en la casa faltó el pan, la desesperación y la esperanza se batieron violentamente, y el joven Mohamed Boazizi se resolvió a algo terrible. ¿Qué pasaba por su corazón mientras se inmolaba en llamas? ¿Pudo más la desesperación? ¿Pudo más la esperanza? ¡Quién lo sabe! Pero es otra la pregunta pertinente: ¿Qué miras en ese cuerpo en llamas? ¿Qué te revela ese fuego y a qué te llama?

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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