«Dios de todos los nombres y de todo amor, dame un corazón que incluya todo lo que Tú estás dispuesto a incluir, que perdone todo lo que tan fácilmente Tú perdonas, y que se una a Ti para hacer algo realmente «nuevo» en la Tierra.»
(Richard Rohr en Herder).-No hay una relación clara ni evidente entre las dos lecturas de hoy, solo oportunidades para que el lector y el que predica establezcan las relaciones. Vamos a intentar establecer una. La mayoría suele pensar que los profetas «predicen» el futuro. Esto es verdad, pero también es erróneo. Eso no es el punto ahora. Los profetas ven los patrones de las cosas; ven lo que siempre será cierto. Los profetas como Isaías saben cómo Dios actúa, y lo saben viendo y escuchando, y no tienen dudas sobre las «metanarraciones», la Verdadera Historia que siempre se cumple dentro de nuestras pequeñas historias. Uno de los patrones es que el mensaje de Dios siempre se amplía y se hace más universal, a pesar de nuestros intentos de limitarlo.
Por lo tanto, cuando el tercer Isaías dice que el Señor creó un «cielo nuevo y una tierra nueva» y habrá «gozo» y «perpetua alegría», y no habrá más «llanto ni lágrimas», o la prolongación de la vida de un hombre, no está hablando de particulares sino de conceptos universales, de las cosas que siempre son y serán ciertas en todas partes. Parece ser que los pueblos antiguos tenían un sentido más amplio de la historia y de la verdad que nosotros. Quizá sólo eran más pacientes para ver cómo se desenvolvían los patrones.
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