"Y me hablan del Maestro, de rostro desencajado"

«Mis manos de palo» (Para orar en Getsemaní)

"¡No puedo vivir, no puedo, de Ti, mi Amor, separado!"

"Mis manos de palo" (Para orar en Getsemaní)
Mis manos de palo

Tengo dos manos juntas, de olivo tengo dos manos, que velan cuando me duermo y rezan... si me distraigo

(Jairo del Agua).- Tengo dos manos juntas,
de olivo tengo dos manos,
que velan cuando me duermo
y rezan si me distraigo
.

Mis manos rezan conmigo,
si a la oración yo las llamo.
Y, si a la fatiga cedo,
rezando siguen mis manos.

Cuando mis fuerzas flaquean,
¡Vigila! -me están gritando-.
¡No ceses! ¡Clama!
-están siempre repicando-.

Cuando la traición asoma,
cogida por otra mano,
doce traiciones me cuentan
que me recuerdan mi barro.
A sus ramas hoy talladas
el olivo centenario
me invita a cogerme fuerte
siendo fuerte cual su palo
.

De noche a mañana cantan,
mis anhelos porfiando.
Y, si cantar yo no puedo,
ellas siguen entonando
oración de olivos viejos…

Aprendida de aquel árbol
que empezó a rezar un día
-por sus hojitas llorando-
al oír orar a un Hombre
de tal bondad inundado,
que más parecía un ángel
de extrañas penas cargado.

Mis manos siguen ahora
aquella oración rezando.
Y me hablan del Maestro,
de rostro desencajado
,
al que consoló un olivo
-enmudecido de espanto-
porque no encontró el Amigo
consuelo en los más cercanos.

Mis manos me hablan mudas
del olivo centenario
que se quedó aquella noche
de un Orante enamorado.

Para leer el artículo completo, pincha aquí:

 

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

Lo más leído