Dios es de paz y no de violencia, Dios es de libertad y no de coacción, Dios es de concordia y no de discordia
El cardenal de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, ha reivindicado el papel que ha tenido el cristianismo a lo largo de la historia de Cataluña, algo que los catalanes deben «conocer y valorar«.
En el acto litúrgico de bendición de las rosas de Sant Jordi desde la capilla situada en el interior del Palau de la Generalitat, Sistach ha recordado que la historia de Catalunya está «manada» de cristianismo, destacando así la contribución que tiene esta tradición religiosa en la identidad catalana.
También ha recalcado el impacto que ha tenido la visita que hizo el Papa a principios de noviembre en Barcelona, donde dedicó el templo expiatorio de la Sagrada Familia.
En sus palabras, Sistach ha citado en varias ocasiones al Pontífice Benedicto XVI y los mensajes que pronunció en su visita; por ejemplo, ha recordado que además de la Sagrada Familia, el Pontífice también estuvo en la obra del Nen Déu, un ejemplo de cómo desde la Iglesia Católica se trabaja a favor de los más necesitados.
Tanto el Nen Déu como la Sagrada Familia son «dos símbolos de la Barcelona de hoy» y que ejemplifican cómo los católicos contribuyen a hacer de la ciudad un lugar más digno, ha sostenido.
Sistach ha indicado que en Occidente, sus ciudadanos tienden a vivir «como si Dios no existiera», y ha lamentado la «tragedia» que ha supuesto que desde el siglo XIX se haya entendido a Dios como un antagonista del ser humano y la libertad, cuando ha asegurado que es todo lo contrario.
«Vivir como si Dios no existiera tiene dolorosas consecuencias. La Europa de la ciencia y de la tecnología debe ser la Europa abierta a la trascendencia y a la fraternidad de los continentes», una actitud que también deben tener los católicos catalanes, ha resaltado el Arzobispo.
Así, les ha instado a proclamar que «Dios es de paz y no de violencia, Dios es de libertad y no de coacción, Dios es de concordia y no de discordia».
La bendición de las rosas de este sábado ha sido diferente a los otros años, ya que Sant Jordi ha caído en plena Semana Santa, en Sábado Santo, un día en el que según la tradición católica no se puede decir misa hasta la noche.
Así, a diferencia de otros años, no se ha hecho misa en el Palau de la Generalitat, sino que ha sido un acto litúrgico sin Eucaristía, y precisamente, Sistach ha indicado que por ser Sábado Santo, esta es una jornada en la que «Dios está en el Sepulcro y la tierra» tras su Crucifixión el Viernes Santo.
Por ello, es una jornada de «Silencio de Dios» hasta la noche, por lo que no hay misas hasta la noche, momento en el que el Cristo crucificado resucitó.
(Rd/Ep)