Las elecciones parlamentarias celebradas el domingo en Turquía fueron democráticas y contaron con una buena gestión, aunque evidenciaron carencias en aspectos fundamentales como la libertad de expresión, según las conclusiones difundidas este lunes por los observadores de las asambleas parlamentarias de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y del Consejo de Europa.
En este sentido, la jefa de la delegación parlamentaria de la OSCE, la danesa Pia Christmas-Moeller ha advertido a Turquía de que si quiere «estar a la altura de sus compromisos democráticos» debe «hacer más que celebrar unas elecciones profesionales y eficientes el día de la votación».
La delegación pide que se cree un contexto con «expresión libre y un marco mediático en el que los periodistas estén libres de la presión política y de intimidación». Estos aspectos, ha subrayado Christmas-Moeller, «son claves en Turquía para reforzar la democracia y ser un modelo en toda la región».
Asimismo, los observadores han criticado el porcentaje establecido como límite para que un partido pueda obtener representación parlamentaria. El listón, situado en un 10 por ciento, «es de lejos el más alto de Europa», según Christmas-Moeller.
La máxima responsable de la delegación del Consejo de Europa, la sueca Kerstin Lundgren, ha hecho hincapié en la importancia que este límite tiene en un país con gran presencia de minorías y marcado precisamente por las «divisiones internas». «Este umbral puede dificultar la comunicación e interacción entre la población y el poder legislativo», ha añadido.
Como aspectos positivos, la misión –formada por 61 parlamentarios de 30 países– ha destacado que por primera vez los candidatos hayan podido hacer campaña en otros idiomas que no fuesen el turco. Además, han aplaudido la forma en que la Junta Electoral Suprema ha gestionado la cita electoral y ha permitido el acceso de los observadores internacionales.
