Lo que prima en la elección es el servicio que busca la gloria de Dios y el bien de las personas
El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, ha nombrado hoy a seis sacerdotes como miembros de su Consejo Episcopal para el gobierno diocesano, en el que el canónigo de la catedral, Jorge Juan Fernández Sangrador, ha sido designado vicario general de la Diócesis.
Han sido nombrados vicarios episcopales los párrocos de San Antonio de Padua de Oviedo, Juan Antonio Menéndez Fernández, para Asuntos Jurídicos; el de San Francisco Javier de La Tenderina, Alberto Reigada Campoamor, territorial de Oviedo-Centro; el de San José de Gijón, Adolfo Mariño Gutiérrez, de Gijón-Oriente, y el de Puerto de Vega, Manuel Antono Díaz González, de Avilés-Occidente.
El párroco de Naveces, Agustín González Morera, ha sido designado secretario general y canciller de la curia.
Los integrantes del nuevo Consejo Episcopal han jurado hoy sus cargos en la Casa Diocesana de Meres en presencia del arzobispo. Los nuevos vicarios compatibilizarán sus responsabilidades con las encomiendas parroquiales que vienen desempeñando.
Con estos nombramientos Jesús Sanz constituye formalmente su primer Consejo de Gobierno desde que tomara posesión de la diócesis el 30 de enero de 2010, una vez que se han configurado otros organismos preceptivos en la iglesia: el Colegio de Arciprestes y los consejos de Presbiterio y Pastoral Diocesano.
Con el nuevo Consejo Episcopal se reducen de cinco a tres las antiguas vicarías territoriales y las anteriores siete sectoriales (juventud, familia, cultura, asociaciones, mundo rural, santuarios y asuntos jurídico-económico-sociales) quedan suprimidas, manteniéndose solamente una para asuntos jurídicos.
El Consejo Episcopal experimenta así una notable reestructuración de encomiendas y de personas, informa el Arzobispado. A través de un comunicado Jesús Sanz agradece a los que anteriormente han colaborado con él en funciones de responsabilidad y a los que «con generosidad han aceptado la encomienda que se les hace por parte de la Iglesia».
Añade que «puesto que es una responsabilidad de servicio y no de poder, lo que prima en la elección es el servicio que busca la gloria de Dios y el bien de las personas».
(Rd/Efe)
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