MADRID, 30 (OTR/PRESS)
El estudio PISA nos acaba de revelar que los estudiantes españoles tienen una menor comprensión lectora en Internet que en los libros de textos, que ya es decir. No sé si los que han elaborado el informe PISA se han sorprendido del resultado, pero cualquiera que tenga niños y adolescentes alrededor seguro que no se ha sorprendido tanto.
En primer lugar, me parece a mí que si no se sabe leer correctamente sobre el «papel» difícilmente se podrá leer en otros soportes. Y, en segundo lugar, uno de los déficit más importantes de nuestro sistema educativo es que muchos niños llegan al Bachillerato y a la Universidad sin leer y escribir correctamente. Eso sí, manejan bien los ordenadores a los que no acuden para leer sino para jugar, escuchar música, acceder a videoclips, etc.
Yo creo que el paso previo es aprender a leer, ser capaz de comprender un texto, y luego tanto dará dónde leas. Volviendo al informe PISA, nos recuerda que no saber manejarse en Internet es perder oportunidades en la educación y en todos los órdenes de la vida social. Y es verdad. En estos momentos, casi todo pasa por la RED, es más hay una presión, a veces insoportable, para que todo lo hagamos por Internet. En cualquier trámite administrativo los funcionarios te remiten a la Red, y si alguien tiene algo que decirte en vez de llamarte por teléfono te mandan un e-mail presuponiendo que estamos todo el día con el ordenador abierto.
Pero volvamos al informe PISA, en mi opinión el problema que tiene nuestro sistema educativo no es sólo esa falta de comprensión lectora en la pantalla, porque se puede ser medio analfabeto navegando estupendamente por la RED. El problema es que seguramente los planes de estudio no insisten hasta la saciedad en algo tan elemental como aprender a escribir y a leer. Y eso requiere tiempo, paciencia y repeticiones. Hay quienes piensan que el conocimiento hoy en día pasa por la Red y yo creo que siendo la Red imprescindible en la sociedad de hoy es igualmente imprescindible el aprendizaje fuera de la RED.
En todo caso, el informe PISA coloca a los españoles en la mitad de la tabla, de manera que no es para sacar el pecho, pero tampoco para flagelarnos.
