Rouco afirma que España y Europa sufren «una crisis de jóvenes» por el bajo índice de natalidad

El cardenal arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Antonio María Rouco Varela, ha afirmado que España y Europa sufren «una crisis de jóvenes» porque la proporción que supone el segmento de la población de entre cero y 22 años es «bajo», lo que provoca, a su juicio, que haya pocas vocaciones, no sólo en la Iglesia sino «para muchas cosas».

En este sentido, ha apuntado que el índice de natalidad en España no se corresponde con el índice de reposición de la población y ha apuntado que, si se correspondiese, seguramente «no se hubiera producido ese gran proceso de migración», durante la clausura del curso ‘Los jóvenes y la Iglesia Católica: apuntes para una pastoral juvenil hoy. JMJ’ que se ha celebrado en el marco de los cursos de verano de la Universidad Rey Juan Carlos en Aranjuez.

Concretamente, sobre la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Madrid 2011, el cardenal ha indicado que «todo está en marcha» y que su preocupación es que cuando lleguen a Madrid los peregrinos encuentren su lugar de acogida para estar «pronto y bien en casa». Para esta acogida, ha confiado en que los madrileños «muestren lo que son», es decir, «una sociedad acogedora que vive su vocación de hospitalidad siguiendo el estilo de las raíces cristianas de la ciudad con amor al que viene».

Rouco Varela ha afirmado que la iglesia despierta en el alma de los jóvenes y ha apuntado que «no se puede negar» que ese prender inicial entre la Iglesia y la juventud comenzó con el Papa Juan Pablo II. «Es una evidencia», ha remarcado. Este Papa llegó, según ha señalado, en un momento en que la juventud necesitaba respuestas, no tenía «una educación de fondo» y estaba «desorientada y sin referencias», e invitó a los jóvenes «con su caísma personalísimo» a «hablar en plenitud de Cristo».

Según ha indicado, la historia de las JMJ ha supuesto una «peregrinación de la búsqueda de Cristo» y ha tenido frutos pues, a su juicio, de ellas ha nacido «una generación joven que vive la fe y tiene una relación cordialísima con el Papa y la Iglesia», así como «nuevas realidades y movimientos».

Sobre las tareas y nuevos caminos tras la JMJ de Madrid, ha destacado la evangelización, el refuerzo de la pastoral vocacional, el reconocimiento de las nuevas realidades eclesiales, y la familia cristiana que, según ha subrayado, es «el fruto más grande» de las JMJ. «Desearía que no saliese nadie sin decir que tiene vocación de sacerdote, de consagrada o que ha encontrado un novio o una novia con la que se va casar», ha concluido.

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