Los jóvenes, que antes eran espacio de crecimiento en la fe, se han vuelto "tierra de misión"
(Xabier Pikaza).- Ha terminado la fiesta (JMJ), volvemos al tiempo ordinario (PJ: Pastoral de la Juventud), que es la etapa ilusionada, paradójica, exigente (y por ahora en gran parte fracasada) de la pastoral o presencia cristiana entre los jóvenes.
Los jóvenes, que antes eran espacio de crecimiento en la fe, se han vuelto «tierra de misión»; quizá más que la misión «ad gentes» importa ahora la misión de la juventud, con lo que ella implica de métodos, contenidos y testimonios.
a) La JMJ vale como punto de referencia, pero la Pastoral de la Juventud empieza ahora, al menos en el mundo occidental, donde se está dando una ruptura nueva entre las generaciones. Si la Iglesia no sabe presentarse como espacio de liberad, crecimiento y comunicación de fe para los jóvenes ella puede acabar marchitándose,
b) Los 1.500.000 de jóvenes de la JMJ han sido muchos y sin duda muy buenos, pero, posiblemente, no son los más significativos de la nueva sociedad; por eso, es conveniente que tras la JMJ 2011 deba replantearse en la Iglesia el tema de la juventud, es decir, la posibilidad de misión verdadera entre los jóvenes. Lo que ha sucedido en la JMJ es significativo, pero quedan muchos problemas pendientes. Estamos quizá ante el mayor reto cristiano de los últimos siglos.
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