Su humanismo cristiano, contando con las limitaciones que todos los humanos tenemos, ha sido una ayuda impagable a nuestra propia humanización y cristificación
(Esteban Velázquez SI, en Alandar).- Prefiero que la amistad me traicione en la objetividad con que me acerco a la realidad a que yo traicione la amistad no posicionándome ante la realidad, cuando esa amistad y el análisis más objetivo posible de esa realidad así lo requieran. Prefiero que las palabras agradecidas pequen de excesivas a pecar con un silencio difícilmente explicable ante un agradecimiento claramente justificado y justo.
Precisamente por ser jesuita más me impulsa mi mundo interior a que mi agradecimiento sea público, dado el pasado de José Mª Castillo, Pepe, en la Compañía en la que entregó a Dios y a la sociedad, con la intensidad que todos conocemos, la gran mayoría de los años de su vida. Y dada, también, la conflictividad institucional que supusieron no pocos de los últimos años de su vida en la Compañía. Ningún posicionamiento sobre ese conflicto es, a mi juicio, razón suficiente para olvidar su entrega total a la Compañía y, desde la Compañía, a Dios, a la iglesia y a la sociedad, de la forma que él consideró más honesta. Entrega total que sigue testimoniando hoy en su nuevo modo de vida. Ni sería razón para no sumarse a otros públicos reconocimientos.
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