El mimo y el cuidado del Labrador

La viña de mi amigo

La fidelidad de Jesús restauró la parcela querida

La viña de mi amigo
Viñedo

esús se presenta como vid, y a su vez como vino convertido en sangre, oblación total de sí mismo en favor de aquellos mismos que lo expulsaron de su propiedad y lo mataron

(Ángel Moreno, de Buenafuente).- Hay días en los que la Palabra de Dios se hace irresistible, por la denuncia que encierra, la herida que abre, la claridad con la que señala el pecado. Su lectura llega a ser un revulsivo, que o se intenta evitar, evadiéndose, o se recibe, aun con dolor, y mueve a la conversión.

Hoy, la parábola de la viña, junto con la profecía de Isaías, es difícil de esquivar. «Mi amigo tenía una viña en fértil collado. La entrecavó, la descantó y plantó buenas cepas; construyó en medio una atalaya y cavó un lagar. Y esperó que diese uvas, pero dio agrazones». Lo que no se debe hacer es aplicarla a otros, y quedarnos libres de la posible implicación que cabe tener en la falta de fidelidad y de respuesta generosa, a medida del don recibido, del mimo y cuidado del Labrador.

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Autor

Jesús Bastante

Escritor, periodista y maratoniano. Es subdirector de Religión Digital.

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