Una situación que, según los obispos, «es en buena medida consecuencia de iniciativas legislativas que pretenden ampliar supuestos derechos de los ciudadanos»
En el curso pastoral 2011-2012, que acaba de inaugurarse oficialmente en la parroquia del Sagrario, el arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, pondrá muy especial acento en la atención preferente a la familia, «para que sea efectivamente el santuario doméstico de la Iglesia». Lo cuenta Aurora Flórez en ABCSevilla.
Así se explicita en la extensa carta programática en la que el prelado y su obispo auxiliar, monseñor Santiago Gómez Sierra, exponen las prioridades del trabajo pastoral en la diócesis, centrado en cuatro puntos claves: los jóvenes, la formación cristiana del laicado, la caridad con los pobres -que ya figuraban en la programación del curso pasado- y la familia.
En la carta, dirigida a sacerdotes, diáconos, seminaristas, miembros de vida consagrada, asociaciones, hermandades y fieles de la Archidiócesis, hablan de la «profunda crisis» en la que están sumidos el matrimonio y la familia, con amenazas descritas en el Plan Pastoral, como «el aborto, la eutanasia, la banalización del sexo, la separación entre sexo y amor, la relativización del concepto del matrimonio y la oleada creciente de rupturas matrimoniales que tan negativas repercursiones tienen en los hijos». Una situación que, según los obispos, «es en buena medida consecuencia de iniciativas legislativas que pretenden ampliar supuestos derechos de los ciudadanos», «de programas educativos que tratan de sustituir la formación ética y religiosa», de una sociedad que impone «una comprensión de la persona meramente horizontalista, sin asideros religiosos, sin referencias morales objetivas, a merced de la libertad de cada uno, que acaba haciendo de la persona esclava de sus inclinaciones instintivas y que termina en el más puro hedonismo».
Por ello, afirman los prelados que esta crisis de la familia «interpela y compromete seriamente a la Iglesia», que «tiene la responsabilidad de ofrecer acompañamiento, estímulo y alimento que fortalezca la cohesión familiar». En esta línea, y respondiendo a las recomendaciones del Papa Benedicto XVI, en marzo se creó un Centro de Orientación Familiar en Dos Hermanas, y se adelanta el propósito de abrir otros análogos en este curso pastoral. En ellos, además de impartirse conferencias y sesiones de formación, se prestará servicio de asesoramiento de orientación, terapia y mediación familiar, ayuda psicológica a los niños, asesoramiento ginecológico y legal en los ámbitos civil y canónico. No olvidan los Movimientos Pro Vida y agradecen «su empeño y compromiso», por el cual se salvan muchas vidas humanas y resquebrajan la aceptación social del aborto y la eutanasia.
En cuanto a las tres líneas de trabajo ya abiertas el curso pasado, monseñor Asenjo seguirá insistiendo en la pastoral juvenil y en que la parroquia se convierta en la casa de los jóvenes. En la carta, los obispos destacan el «germen vivísimo de esperanza» abierto con la Jornada Mundial de la Juventud, que hay que aprovechar para que «desemboque en la formación de grupos juveniles parroquiales alentados y acompañados por los sacerdotes»
Reflejan que también hay que seguir trabajando en «la formación cristiana del laicado», punto en el que también es fundamental la parroquia. En este apartado la Iglesia de Sevilla cuanta con «dos instrumentos magníficos»: el Itinerario de Formación Cristiana para Adultos y el Instituto Superior de Ciencias Religiosas San Isidoro y San Leandro, concedido este año por el Papa. La tercera prioridad pone su acento en el servicio a los pobres, que parte también de la parroquia. En la carta, los prelados reflexionan sobre las dramáticas situaciones derivadas de la crisis económica y destacan la labor de Caritas, Manos Unidas, religiosos, hermandades y otras instituciones eclesiales, aunque advierte del riesgo de que, «por omisión, se vayan progresivamente secularizando, convirtiéndose en ONGs como las demás», cuando son instituciones eclesiales.
Subrayan otro reto, como el deseo de que cada casa tenga su Biblia, para conocimiento de la Palabra de Dios, y manifiestan el gozo y la esperanza que ha supuesto la apertura del Seminario Menor, camino de las nuevas vocaciones.