La convivencia, el respeto, la ley natural, el valor de lo objetivo arrancan del principio de la existencia de Dios
(Ángel Moreno de la Buenafuente).- Ante las afirmaciones que hoy se leen en los textos litúrgicos, como golpes de gong llega el eco de la profecía de Isaías: «Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí no hay dios». «De Oriente a Occidente no hay otro fuera de mí. Yo soy el Señor y no hay otro». Refrendadas por el salmista: «Los dioses de los gentiles son apariencia, mientras que el Señor ha hecho el cielo». Santa Teresa de Jesús nos dejó: «Sólo Dios basta». Y nos resuenan las palabras del Papa en su último viaje a Alemania; cuando le preguntaron por la razón de su viaje, señaló: «Voy con alegría a mi Alemania y estoy feliz de llevar el mensaje de Cristo a mi tierra» (palabras en el vuelo).
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