Nos hemos de sentir miembros activos de la Iglesia de Jesucristo que vive y actúa en cada una de las Iglesias locales o diocesanas. Esto comporta que nos sintamos Iglesia y que nos esforcemos en “sentir con la Iglesia”
(Lluís Martínez Sistach, cardenal de Barcelona).- Celebramos este domingo el día de la Iglesia Diocesana, que este año tiene como lema «Tu Iglesia contigo, con todos». Esta jornada tiene como finalidad incrementar la conciencia de que los católicos pertenecemos a la Iglesia diocesana, a la Iglesia de Jesucristo que está, vive y actúa en Barcelona.
Benedicto XVI, en la Jornada Mundial de la Juventud celebrada el pasado verano en Madrid, afirmó que «la Iglesia no es una simple institución humana como otra cualquiera, sino que está estrechamente unida a Dios. El mismo Cristo se refiere a ella como su Iglesia». El Papa dijo también que no se puede separar a Cristo de la Iglesia, como no se puede separar la cabeza del cuerpo. La Iglesia no vive de sí misma sino del Señor. Él está presente en medio de la Iglesia y le da vida, la alimenta y la fortalece.
La misión de la Iglesia consiste en anunciar a Jesucristo, ya que la Iglesia existe para evangelizar; esto es, para ser el sacramento de Jesucristo, tal como afirmó el Concilio Vaticano II. El Papa, en la homilía que pronunció hace ahora un año en la solemne dedicación de la basílica de la Sagrada Familia, nos dijo -en una expresión muy profunda teológicamente- que «la Iglesia no tiene consistencia por sí misma; está llamada a ser signo e instrumento de Cristo, en pura docilidad a su autoridad y en total servicio a su mandato».
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