La vista del Papa se ha vivido como una alegría, un apoyo a lo que veníamos realizando, y también un acicate para seguir en ello.
«Procuramos ser una universidad de prestigio, y sabemos dónde somos fuertes». Antonio Obregón, laico, vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado de la Universidad Pontificia Comillas, nos muestra el presente y el futuro de este centro de referencia en España y el mundo. Una universidad que se caracteriza por la oferta y la educación en valores. «Lo que nosotros ofrecemos, no lo tienen otras universidades«, constata.
-Estamos en un momento de arranque de curso, porque vosotros este año habéis acabado un poquito antes.
-Sí, porque con el Espacio Europeo de Educación Superior casi todas las universidades españolas han adelantado el comienzo del curso. Nosotros también hemos empezado a principios de septiembre. Ésta va a ser la tónica general a partir de ahora.
-Bolonia nos ha vuelto locos durante unos cuantos años.
-Nos ha vuelto locos desde que se proclamó la Declaración de Bolonia a finales del siglo pasado. Llevamos 10 años de período de adaptación con bastantes prisas, puesto que el legislador español tardó en emitir el decreto que permitía las enseñanzas conforme al nuevo EEES
-¿Es difícil para una universidad católica adaptarse a un plan de este tipo, sobre todo en los estudios específicos (Derecho Canónico, Teología…)?
-No tenemos más dificultades que otra universidad, al menos en nuestro caso. Los principios más estimables de Bolonia y del EEES encajaban perfectamente con nuestra tradición pedagógica y universitaria, así que la transformación a ese nuevo orden de la enseñanza ha resultado relativamente fácil. El problema es que las titulaciones eclesiásticas se rigen no tanto por las normas del Estado español, sino por los acuerdos de la Santa Sede. Directrices que también nos han obligado a ciertas transformaciones en los planes de estudio.
-¿Se ha sabido adaptar la Santa Sede a ese proceso?
-La Santa Sede es uno de los países que se ha suscrito al EEES, que no se remite sólo a los de la Unión Europea, sino que son casi todos los países de la Europa Occidental. Casi se asemeja más al festival de Eurovisión.
-¿Qué es hoy Comillas? ¿Qué ofrece de su amplio bagaje? ¿Cuál es su plus?
-La Universidad Pontificia de Comillas es, como su nombre indica, una universidad de la Iglesia, cuya dirección está encomendada a perpetuidad a la Compañía de Jesús. Éstos son sus rasgos más característicos.
Comillas apuesta por la calidad y la excelencia académica. Su largo siglo de historia avala una trayectoria de prestigio que hemos ido ganando en todas las titulaciones que aportamos a la sociedad. Y además es una universidad caracterizada por si cualidad y por su misión de ayudar a los demás formando personas completas (lo que siempre se ha denominado la formación integral): formadas técnicamente, bien preparadas profesionalmente, y que además sea una buena persona desde el punto de vista ético y cívico-social, orientada a la justicia y al humanismo. Además la Compañía de Jesús ofrece una apertura a la trascendencia a todos sus estudiantes y personal de la comunidad universitaria, y cumplimos con las funciones puramente docentes de servicio a la sociedad.
-En esa formación de personas para la sociedad, ¿habéis observado un cambio en la orientación de los estudiantes? ¿Se nota en los alumnos la secularización de la sociedad?
-Es probable que la formación de los estudiantes cuando llegan a la universidad haya cambiado en los últimos tiempos, aunque en general los que vienen a nuestra universidad están bien formados, y seleccionados con arreglo a sus cualidades intelectuales y personales. Y eso facilita un poco la labor. Aun así, no pueden sustraerse del estado de las cosas en la vida actual. Ahora a lo mejor se tiene más formación en idiomas, otras herramientas…Pero lo que son las grandes preguntas, la búsqueda de la verdad, es algo que uno necesita en cualquier punto que se encuentre. Por eso nuestra universidad, lejos de decrecer en demanda, sigue aumentando e incrementando la competencia. Las características particulares que antes comentaba, la hacen más atractiva para personas que quieren seguir queriendo e indagando.
-¿Estuvo implicada Comillas en la última visita de Benedicto XVI? ¿Quizá en el encuentro que mantuvo con el profesorado en El Escorial?
-Hubo representación de la universidad, estuvo el mismo rector participando, y además Comillas acogió diferentes actividades de las JMJ. Las palabras del Papa han sido enormemente reconfortantes, porque por un lado suponen un reconocimiento de la labor que venimos realizando desde hace tantos años, y por otro un estímulo para continuar en ello. Precisamente porque no dijo que no debemos olvidar nunca la formación excepcionalmente buena en el punto de vista técnico-formal, pero esto debe acompañarse de manera esencial con una formación en valores orientados al servicio de la sociedad. Además con un diálogo entre profesores y alumnos, que es otro rasgo que siempre ha distinguido a nuestra universidad: la atención personalizada a los estudiantes. Por ello la vista del Papa se ha vivido como una alegría, un apoyo a lo que veníamos realizando, y también un acicate para seguir en ello.
-¿Cómo son los profesores de Comillas? ¿Qué rasgos debe tener un docente de esta universidad?
-Deben reunir las mismas características potenciadas de cualquier profesor de universidad, en cuanto a capacitación profesional, investigación… Nosotros nos sometemos a los mismos procedimientos de acreditación que cualquier universidad de España. Así que ante todo debe ser un buen docente, sin descuidar ninguna de sus facetas. Pero a la vez se le reclama al profesor (y estatutariamente así figura) un grado de respeto por lo que significa la misión de la universidad, y al ser posible de colaboración. Probablemente ésta sea una de las características principales de nuestro profesorado, que ha llamado la atención cuando se han hecho procesos de evaluación de la calidad de nuestros títulos. A los evaluadores externos (generalmente de universidades públicas) les llama la atención el hecho de que nuestro profesorado se encuentra enormemente identificado con la misión de la universidad. Y eso se traduce en buenas obras: labor tutorial, labor de acompañamiento al estudiante, disposición y disponibilidad… tareas que, sin duda, desempeñan con abnegación.
-¿Es ahora más importante que nunca la implicación de esos profesionales laicos, teniendo en cuenta la crisis de vocaciones que estamos viviendo? ¿Es cada vez mayor la responsabilidad del laico? ¿Hay afinidad entre ellos y la Compañía de Jesús?
-Yo llevo muchos años vinculado a la universidad. Estudié en ella antes de desempeñar mi labor docente y de gestión. Por eso a los laicos como yo, que participamos en tareas de responsabilidad dentro de Comillas, no nos produce la más mínima extrañeza. La inmensa mayoría del profesorado es laico. También hay jesuitas, sacerdotes de otras órdenes, sacerdotes diocesanos… La facultad de teología es una más dentro del conjunto de facultades. Los estudiantes de las titulaciones eclesiásticas participan con naturalidad en los órganos de representación y gestión. A veces es el propio profesorado el que reclama más actividades de identificación con la universidad. Los estudiantes participan en las actividades de Pastoral y de compromiso solidario... Se convive de una manera totalmente satisfactoria y eficaz para todos nosotros.
-¿Puedes hacernos una rápida radiografía de Comillas a día de hoy?
-Es una universidad de tamaño mediano, con en torno a 10 mil estudiantes, de los cuales la mayor parte son de Grado, un 20% de postgrado y doctorado, y el resto son estudiantes extranjeros o alumnos de la universidad de mayores (a partir de 50 años), que dan mayor riqueza a este panorama. Los profesores están en torno a los 10 mil, y la mitad de ellos tienen dedicación exclusiva a la universidad, precisamente para poder efectuar la atención personalizada. Y luego hay unas 300 personas de administración y servicios. Por tanto, es una universidad equilibrada que atiende a todas las funciones de manera adecuada. Tenemos 14 estudios de Grado, además de las titulaciones eclesiásticas, que es el área con la que nació la universidad a finales del s.XIX. Ofrecemos estudios de Teología, Filosofía y Derecho Canónico. También impartimos Psicología, Educación, Trabajo Social, Traducción e Interpretación y Relaciones Internacionales, que es la más novedosa en cuanto a la nueva ordenación de la enseñanza. El área jurídico-empresarial se sitúa en torno a ICADE, que acaba de cumplir 50 años, y los estudios técnicos (de ingeniería) en ICAI. También trabajamos con la Escuela de Enfermería y Fisioterapia San Juan de Dios, que se integra académicamente en nuestra oferta. Es un programa de títulos relativamente reducido, porque no nos hemos lanzado a la locura. Procuramos ser una universidad de prestigio, y sabemos dónde somos fuertes.
-¿Cree que en otras universidades hay a veces estudios muy parecidos y muy cercanos? ¿Cree que no se llega a cubrir la demanda, o que hay competencia?
-Este momento es complicado para las universidades en España. Hubo un incremento por razones demográficas en los años 90, pero a partir de este siglo ha comenzado un descenso paulatino. Esto afecta a la rentabilidad de algunas universidades, o a su propia supervivencia. Por eso nuestra estrategia es crecer en aquello en lo que nos encontramos fuertes, y afortunadamente no hemos notado ningún descenso de solicitudes. Las cifras de nuestro alumnado son más o menos estables. La perspectiva es halagüeña, pero la competencia nos obliga a estar siempre pendientes y a redoblar los esfuerzos.
-¿Cuál es el futuro de una universidad como Comillas, católica y con una espiritualidad propia (la de los jesuitas)?
-Comillas responde a una necesidad que no es cumplida por otro tipo de oferta, por eso creemos que en el futuro puede llegar a ser más demandada por estudiantes y familias que desean proporcionar una buena orientación ética además de académica, para su inserción en la sociedad laboral de manera completa. Y si eso además se efectúa en una universidad con tradición como la nuestra, y con la pedagogía de la Compañía de Jesús, que tiene más de 5 siglos de historia; en comunión con el magisterio pontificio y con fidelidad al Concilio Vaticano II; desde luego creemos que nuestra universidad seguirá siendo todavía más necesaria. Porque lo que nosotros ofrecemos, es difícil que puedan ofrecerlos otra universidades.