Torres Queiruga participará el año que viene en un ciclo organizado por la Universidad de Deusto con motivo del 125 aniversario de la institución de los jesuítas
El veto episcopal a una presencia «preeminente y unilateral» del teólogo Andrés Torres Queiruga en el Instituto Diocesano de Teología y Pastoral de Bilbao (IDTP) ha originado una fuerte polémica en el seno de la Iglesia vizcaína. El filósofo y teólogo gallego había sido contactado por la dirección del centro para impartir un curso de formación dentro del actual año académico, pero el obispo Mario Iceta ha limitado su participación al considerar que «no se trata de una persona representativa de la diócesis», según fuentes cercanas al prelado, que aseguran que «no existe ningún impedimento para que integre una mesa redonda en la que tomen parte otras sensibilidades».Lo cuenta Pedro Ontoso en El Correo.
El sector crítico de la comunidad eclesial asegura que se trata de un acto de «sectarismo» para escorar la actividad del instituto hacia una línea conservadora.
Los círculos más progresistas de la diócesis defienden el trabajo del Instituto de Teología, «que ha elaborado programas muy compensados en una actividad muy cercana a la pastoral. ¿Una actividad muy escorada? Por su aulas han pasado gente muy variada y plural, que abarcan campos muy distintos. Desde Santiago Guijarro a Serafín Béjar. Por supuesto, gente muy abierta, pero que no se ha significado por su belicosidad o beligerancia contra los obispos. En ningún caso se ha actuado con tendenciosidad», se insiste.
Este episodio ha sacado a la luz un conflicto que viene de lejos y que se centra en el control del Instituto de Teología, con mucha tradición en la diócesis y por el que han pasado figuras relevantes. Los gestores del centro han tratado desde su inicios de blindar su actividad del control episcopal, lo que ha originado choques con los obispos. «El proyecto del IDTP para actuar como un ente autónomo en el que el obispo no podía intervenir se ha revelado como una utopía inútil, equivocada e impensable», asegura un profesor que ha seguido de cerca su actividad.
El profesor universitario Javier Oñate, un veterano de la comunidad diocesana, es el actual director del Instituto. Este sacerdote, muy bien formado, es un miembro cualificado del Consejo de Presbiterio -uno de los órganos de la dirección de la diócesis-, al que accedió por el respaldo que obtuvo en la consulta electoral que se realizó tras la toma de posesión de Iceta. El obispo le ratificó en su puesto, pese a que no es de su estricta confianza y a su pertenencia al Foro de Curas de Bizkaia, un colectivo crítico que fiscaliza su gestión.
Javier Vitoria, en su día directivo del IDTP, asegura que Iceta ha comunicado al actual responsable la necesidad de «reconducir el instituto hacia una posición más centrada». El teólogo señala en un artículo publicado en la página web del foro de curas que «desgraciadamente, el viejo debate que mantuvimos con algunos miembros del gobierno diocesano (y adjuntos) sobre la autonomía del IDTP tenía el gato encerrado de la censura como presumíamos».
A Ricardo Blázquez, según recuerdan colaboradores del anterior obispo, no le gustó la autonomía del centro, creado en tiempos de monseñor Larrea. Apoyado en un informe de canonistas romanos hizo pequeñas modificaciones en los estatutos para tener una mayor posibilidad de intervención. Todo indica que Mario Iceta ha puesto al instituto bajo su lupa, le ha quitado potencia de fuego, y ahora se propone «abrir el abanico ideológico de los ponentes que pasan por sus aulas», según aseguran fuentes consultadas por EL CORREO. Esta «apertura a otras sensibilidades» es interpretada en otros sectores como «un intento de control doctrinal, porque se trata de un asunto absolutamente clave para el gobierno episcopal».
El ‘caso Torres Queiruga’ ha sido el detonante de un movimiento que puede llegar más lejos. El profesor gallego es uno de los investigadores «que más en serio se ha tomado la Teología, y de manera profunda, en un diálogo con la modernidad desde un espíritu religioso», según describe un pensador próximo a su discurso. «Se trata de un teólogo de gran formación, que no tiene nada que ver con autores panfletarios y aventureros. No es un incendiario, sino un hombre moderado que hace un ejercicio valiente de la teología, dentro de lo que es el dogma católico», insiste.
De hecho, Torres Queiruga participará el año que viene en un ciclo organizado por la Universidad de Deusto con motivo del 125 aniversario de la institución de los jesuítas, un escenario que no le es ajeno. En ese mismo foro está prevista la participación del arzobispo Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, nuevo dicasterio integrado en la curia romana. El prelado mantendrá un diálogo público con Victoria Camps.