Fieles ortodoxos rusos esperan ver una reliquia mariana

Hacen cola a bajo cero por la Virgen

En la Catedral del Cristo Salvador de Moscú

El presidente ruso, Dmitri Medvédev, visitó la catedral en plena campaña electoral

Decenas de miles de fieles ortodoxos rusos hacen hoy cola para venerar en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú el cinturón que tejió y vistió la Virgen María, reliquia cedida por el monasterio Vatopediou del Monte Athos en Grecia.

La expectación creada por la reliquia ha sido tal, que el Ayuntamiento moscovita a petición de la Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR) se ha visto obligado a fletar más de 40 autobuses para satisfacer la demanda de visitantes, según las agencias rusas.

Las autoridades municipales también han cedido a la IOR un barco, de los que llevan normalmente a los turistas por el río Moskova, para que los feligreses puedan beber y comer caliente.

Para cumplir con su fervor religioso, los peregrinos ortodoxos tienen que hacer cola durante horas al aire libre cuando la temperatura es hoy, lunes, en la capital de varios grados bajo cero.

La catedral, que recibió este sábado el cinturón, ha decidido mantener sus puertas abiertas las 24 horas del día para recibir a los feligreses y peregrinos hasta las nueve de la noche del próximo domingo, ya que sólo el fin de semana unas 60.000 personas visitaron el templo.

Cientos de miles de personas ya ha podido ver una de las reliquias más sagradas de la Ortodoxia desde el pasado 20 de octubre en ciudades como San Petersburgo, Yekateringburgo, Norilsk, Vladivostok, Ussurisk, Krasnoyarsk y Tiumen.

El monasterio del Monte Athos se vio obligado a ampliar el plazo de estancia de la reliquia en territorio ruso debido al gran interés que causó entre la feligresía rusa, que en muchos casos tuvo que dormir en plena calle.

El presidente ruso, Dmitri Medvédev, un creyente confeso que se encuentra en plena campaña electoral, visitó el fin de semana la catedral en compañía de su esposa, Svetlana.

Según reza la tradición, el cinturón de la Santísima Virgen, que no había abandonado Grecia durante siglos, fue tejido por la madre de Jesús a partir de lana de camello y lo utilizó hasta el fin de sus días, tras lo cual se lo entregó al apóstol Tomás.

Los fieles creen que, entre otras cosas, el cinturón cura la infertilidad, precisamente uno de los problemas más acuciantes de la sociedad rusa que envejece a marchas forzadas.

Por ello, muchas parejas con dificultades para concebir un niño se acercaron al templo de mármol blanco construido tras la caída de la Unión Soviética con la esperanza de que el milagroso cinturón les conceda la gracia de tener hijos.

El cinturón fue cortado en numerosas ocasiones a lo largo de la historia y actualmente únicamente se conservan tres trozos, el que se exhibe en Moscú y otros dos que se encuentran en Italia y en Georgia. (RD/EFE)

 

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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