El sentido común me dice que no puede ser razonable una economía tan mala para tantos, que aquello que es malo para la mayoría acaba siempre siendo malo para todos
(José Arregi).- Un hermano franciscano, que tiene de socarrón cuanto tiene de bondadoso -y es mucho-, me soltó hace unos días con su sonrisa traviesa: «Ya te vale de hablar de pajaritos en el aire y de nubes en el cielo. Escribe de economía«. ¡Caramba, Toño! Tan listo como eres, ¿piensas acaso que los pájaros y las nubes no forman parte de nuestra economía? ¿Crees que no son los mismos los males que nos afligen a ellos y a nosotros, pues somos carne común? Pero bien, no me saldré por la tangente, cosa imposible contigo, y hoy escribiré de economía.
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