La fe, a menudo laboriosa, no nos hace superhombres ni supernada
(Jesús Mauleón).- Leo la noticia y sonrío. Me pone contento. Según un estudio realizado en la Universidad de Chicago, el trabajo del sacerdote es considerado en el mundo como el empleo más feliz. Luego viene el de bombero. Yo, que soy sacerdote, vuelvo a sonreírme por la coincidencia. La principal o una de las principales labores de los bomberos es apagar incendios. Vaya, en eso hay alguna similitud: también a nosotros nos toca apagar algunos fuegos… La felicidad de los esforzados trabajadores de la escalera y la manguera se basa, según ellos, en que con su trabajo «ayudan a la gente». Aquí, sí, la coincidencia, en distinto escenario, cuadra.
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