No es sorprendente si vemos jóvenes volátiles, caóticos y desarraigados que dejan que estalle su frustración como el frenesí que observamos en agosto
El arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, ha advertido de que pueden repetirse los disturbios del pasado agosto en el Reino Unido a menos que haya esfuerzos para ayudar a los jóvenes que se sienten alienados. En un artículo publicado hoy en el diario «The Guardian«, el arzobispo se muestra a favor de que el Gobierno británico y la sociedad ayuden a los jóvenes en un momento difícil para el país por una medidas de austeridad que califica de «inevitables».
El primado de la Iglesia de Inglaterra respondió así a un documento hecho por la London School of Economics (LSE) y «The Guardian», en el que se indicaba que el descontento general de la población hacia la Policía contribuyó a los disturbios en varias ciudades británicas, donde se produjeron robos, incendios, agresiones y alteración del orden público.
El arzobispo vincula los altercados del verano a una «desesperación económica masiva» y a la perspectiva de unos niveles sin precedentes de desempleo entre la gente joven.
«No es sorprendente si vemos jóvenes volátiles, caóticos y desarraigados que dejan que estalle su frustración como el frenesí que observamos en agosto», añade.
«Muchos de estos jóvenes asumen que no van a tener unas relaciones normales, humanas y respetuosas con los adultos, especialmente los que están en (puestos de) autoridad, sobre todo la policía«, subraya el arzobispo en su artículo.
La frustración generalizada por la forma en que las fuerzas del orden tratan a las distintas comunidades de las grandes ciudades británicas fue un factor determinante de los disturbios de agosto, según la investigación divulgada el lunes, que no detalló cuales son las prácticas policiales que más molestan.
En este estudio, la LSE y el rotativo británico entrevistaron a 270 personas que tomaron parte en los disturbios de Londres, Birmingham, Liverpool, Nottingham, Manchester y Salford.
Cinco personas murieron en los disturbios y más de 4.000 fueron detenidas.
Los expertos de la LSE identificaron la desconfianza y la antipatía hacia la policía como principales impulsos de la gente.
Se estima que entre 13.000 y 15.000 personas estuvieron implicadas en los altercados ocurridos entre el 6 y el 10 de agosto.
Un estudio divulgado recientemente por los ministerios británicos de Justicia e Interior indicó que las personas que participaron en los disturbios eran muy jóvenes y con escasos recursos económicos, pero solo una minoría pertenecía a bandas.
Durante cinco días consecutivos, jóvenes en Londres y otras ciudades inglesas incendiaron vehículos y viviendas y causaron cuantiosos destrozos en tiendas. (RD/Efe)