Los jóvenes responden si son motivados, sólo necesitan lugares y entornos propicios para acercarse a Dios desde su sensibilidad concreta y específica
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(Roberto Balado).- María: cuando un joven dice SI rompe barreras; con este lema se ha celebrado la Vigilia joven de la Inmaculada que tuvo lugar en la Iglesia de S. Francisco de Tarazona, ante numerosos jóvenes y fieles, presidida por el obispo de la diócesis D. Eusebio Hernández y preparada por uno de los tres grupos de jóvenes del segundo año de confirmación de la parroquia.
La Vigilia comenzó cuando las campanas anunciaban las 9 de la tarde en un templo en penumbra que simbolizaba la prefiguración de María en el Antiguo Testamento con una procesión encabezada por un cirio encendido que portaba el futuro diácono permanente, José Carlos, y flanqueado por dos jóvenes al cual seguían 6 sacerdotes y el Señor obispo, que cerraba la procesión acompañado por dos jóvenes acólitos.
El canto inicial anunciaba que «Dios está aquí» y los sacerdotes se dirigieron a las capillas laterales de la Iglesia donde permanecieron toda la celebración administrando el sacramento de la confesión a las personas que se acercaron a recibirlo. Dos catecúmenos, Jorge y Tere, ejercieron de monitores durante la celebración e iban ambientando cada parte de la Vigilia la cuál se estructuró en torno a los textos bíblicos más relevantes de la Virgen María
1. Tras la lectura del profeta Isaías, realizada por un seminarista -Francisco-, las jóvenes que acompañaban el cirio, Almudena y Sofía, repartieron a todos los asistentes la luz que fue iluminando poco a poco la nave central con el canto de Adviento «Ven Jesús» entonado con fuerza por los que recibían la luz que simbolizaba la llegada de Jesús a través de María.
2. Un joven seminarista, Luis, vestido como un ángel accedió al presbiterio y frente a la Imagen de la Inmaculada leyó el relato de la Anunciación de san Lucas al finalizar el mismo las luces se encendieron para cantar todos el Avemaría.
3. Con la lectura de la visita de María a su prima, realizada por otro seminarista -Filadelfo-, proyectamos un power-point con un contenido social en el cuál nos planteamos qué podemos hacer nosotros en un mundo que también necesita recibir el mensaje de la salvación que llevaba María en su propio seno al visitar a su prima. Tras esto, y a dos coros, todos cantamos el Magníficat.
4. La parte central de la Vigilia llegó al anunciar el nacimiento de Jesús donde nuestro Obispo expuso el santísimo sacramento con todo el templo en penumbra y un gran foco iluminando la custodia. Durante el rato de adoración acompañado con cánones de Taizé los jóvenes se iban acercando a los pies del altar donde escribían en unos papeles aquellas cosas que en sus vidas les impedían ser felices y los depositaban en un cuenco con brasas e incienso.
5. La celebración finalizó con el envío de D. Eusebio a llevar a nuestros hogares lo que habíamos experimentado en ese encuentro personal con Jesucristo y la esperanza de ser las semillas del cambio de nuestra sociedad como lo fue María en su SI sin reservas.
Sin duda alguna ha sido un momento de gracia y de encuentro con Dios, todos nos hemos quedado sorprendidos de la gran acogida por parte de los jóvenes de Tarazona de la Vigilia, ellos mismos se han ido motivando-avisando unos a otros y el templo se ha llenado de chicos para sorpresa de propios y extraños.
Sin duda un signo para los tiempos actuales: los jóvenes responden si son motivados, sólo necesitan lugares y entornos propicios para acercarse a Dios desde su sensibilidad concreta y específica. Cada tiempo tiene sus signos y cada tiempo tiene sus medios de acceso al Trascendente; es labor de la Iglesia actual descubrirlos y presentarlos. Para muestra la experiencia que estamos iniciando en nuestra diócesis con los grupos de confirmación que tiene como referente cercano la JMJ, como el propio don Eusebio nos recordó en su reflexión.