La diferencia de placer que justifica esa diferencia de precio ya no está en el plato que se degusta sino en el hecho de haber ido al Bulli
(José Ignacio González Faus).- Aunque no lo parezca, todo está interrelacionado y unificado en este mundo disperso. Y si no, vea Ud. cómo el gran gourmet es pariente próximo del gran filósofo. Kant descubrió que nuestra razón no es tan objetiva como nos parece, ni nos da un retrato fiel de la realidad. Capta algo, pero luego ella lo cocina y lo modifica con una especie de pre-juicios que Kant llamó categorías etc.
Esto podría carecer de importancia si resulta que esas subjetividades previas son las mismas para todos los humanos porque, al menos, nuestra relativa objetividad valdría para relacionarnos entre nosotros. Y así lo creía Kant. Pero luego ha resultado que no es sólo la razón «pura» la que tiene sus impurezas sino que, además, tenemos una razón «situada» y, como dijo Engels, no se piensa lo mismo desde una choza que desde un palacio, ni aunque el sujeto sea el mismo. Después descubrió Freud que nuestra razón puede estar «cegada» por algún tipo de pulsión inconsciente reprimida y, a lo mejor, si me deslumbra esta señora no es porque ella sea deslumbrante sino por algún tipo de trauma de mi niñez…
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