"La posibilidad, para todos los hombres de buena voluntad, de fomentar pensamientos y propósitos de paz"
(Leandro Sequeiros).- Fue el 25 de enero del año 1959, cuando Juan XXIII -sólo llevaba tres meses ocupando la Silla de Pedro-al finalizar las oraciones del Octavario por la unidad de los cristianos, en el día de la conversión del apóstol san Pablo, comunicaba por sorpresa a los allí presentes la convocatoria de un concilio ecuménico para toda la Iglesia católica. Convocatoria que el propio Papa hizo efectiva a los dos años, el día de Navidad de 1961, mediante la Bula Papal Humanae salutis (de 25-12-1961).
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