El Oriente nos orienta y ayuda a comprender y querer el mundo bíblico, que asumiendo lo judío, supera su nacionalismo y nos da universalismo.
(Euquerio Ferreras, svd).- Los misioneros del Verbo Divino lleváis la Biblia en el corazón. Con estas palabras comenzaba Jesús Gª Recio, sacerdote leonés, director de IBO, Instituto Bíblico y Oriental las jornadas bíblicas del 27 al 28 de diciembre de 2011 en Dueñas (Palencia). Civilizaciones, culturas, historia de las religiones, han tenido la palabra en la meseta castellana hoy en ese querer al Libro de los libros. Para querer hay que conocer.
Este acercamiento por medio de la geografía, idioma, historia, cultura, hará que lo espiritual tenga raíces profundas.
Tres mil quinientos años antes de Cristo, en el sector geográfico llamado MEDIO ORIENTE, y donde nacería el pueblo de la Biblia, se formaban dos imperios. Uno era Egipto, el otro CALDEA, país de donde saldría ABRAHAM siglos más tarde. CALDEA tuvo un sistema de riego, construyó un sistema de escritura, tuvo leyes y administración central. Estos adelantos son asimilados por el mundo judío.
En el Medio Oriente, Caldea y Egipto tenían relaciones entre ellos y el camino que llevaba del uno al otro pasaba por un país pequeño, que se llamaría más tarde Palestina.
Estas tradiciones religiosas presentes en Mesopotamia con Abraham, Egipto con Moisés nos ayudan a entender a la judía con Jesús presente en la Biblia de Canaan.
Ya dieciocho siglos antes de Cristo varias tribus nómadas partieron con sus rebaños de Caldea para ir a vivir en Egipto. Dentro de las que así tomaban el camino de Egipto estaban unas familias bien insignificantes, cuyo jefe se llamaba Abraham.
De estas intercambios culturales, Israel guardaba recuerdos de esos lejanos antepasados, en especial de dos de ellos: ABRAHAM había marchado de Jarán a Canaán, por una promesa de Dios que le daría una tierra y una descendencia y de JACOB que se esforzaba por establecerse en Canaán.
El Oriente nos orienta y ayuda a comprender y querer el mundo bíblico, que asumiendo lo judío, supera su nacionalismo y nos da universalismo. Uno llega a la conclusión que la Biblia asume y supera estas culturas. Que la Biblia está por encima de ti y de mi.
Este viaje desde Mesopotamia, Egipto nos acerca al cristianismo en sus vertientes geográficas, históricas, culturales, para encontrarle a El presente en la historia humana.
