Una tradición de origen italiano que se renueva cada primero de enero desde el siglo XVI
Miles de palentinos han recibido el Año Nuevo acunando al Niño Jesús al son del popular villancico conocido como «Ea», en una tradición de origen italiano que se renueva cada primero de enero desde el siglo XVI, y que reivindica desde hace varios años su declaración como Fiesta de Interés Turístico Nacional.
Como cada año desde hace cinco siglos, miles de palentinos han desafiado al frío de este primero de enero, en el que hasta la espesa niebla de la mañana ha levantado, para celebrar, en los alrededores de la Iglesia de San Miguel, el bautizo del Niño Jesús, una pequeña talla barroca que este año además ha estrenado traje.
«Una fiesta que te llena el corazón» y «una forma muy especial de empezar el año», ha manifestado la concejal de Fiestas del Ayuntamiento de Palencia, Carmen Fernández Caballero, quien ha participado en la celebración por primera vez como miembro del Equipo de Gobierno municipal.
Ha afirmado que el nuevo equipo de Gobierno en el Ayuntamiento de Palencia ya ha mantenido reuniones con la cofradía del Dulce Nombre de Jesús, que organiza esta fiesta, y está trabajando para darle el impulso definitivo y lograr su declaración como Fiesta de Interés Turístico Nacional.
También el hermano mayor de la cofradía, Ángel Fernández, ha confiado en que en 2013 esta celebración haya alcanzado ese reconocimiento, dado el interés de esta cita que atrae a familias enteras y a autoridades locales y provinciales en torno a su acto central, la procesión celebrada alrededor del templo tras rezar el Rosario y renovar las promesas del Bautismo.
A las cinco de la tarde ha salido la procesión encabezada por el estandarte de la cofradía, integrada por más de 400 hermanos, que se han turnado con las autoridades civiles y religiosas para aupar, acunar y cantar al Niño Jesús al compás del ‘Ea’, un villancico al que puso letra el compositor palentino Claudio Prieto.
El obispo de Mondoñedo-Ferrol, el palentino Manuel Sánchez Monge, ha presidido la celebración, en sustitución del obispo de Palencia, Esteban Escudero, que se encuentra de viaje en Tierra Santa.
El alcalde de Palencia, Alfonso Polanco, y el presidente de la Diputación, José María Hernández, que han estrenado sus cargos institucionales este año, han sido los primeros en bailar las andas del Recién Nacido, renovando un ritual que se celebra en Palencia desde el siglo XVI y que fue declarado de Interés Turístico Regional por la Junta de Castilla y León en 1999.
Tras ellos los concejales del Ayuntamiento y diputados provinciales han tomado el relevo a lo largo de la procesión que ha dado paso a la tradicional pedrea en la que las madrinas de la cofradía, su corte de honor, los alcaldes, mayordomos y las autoridades civiles y religiosas han lanzado más de 500 kilos de golosinas y confites desde los balcones de la Casa Rectoral, situada en los aledaños de la iglesia.
Como cada año tampoco han faltado ni los paraguas abiertos para recoger la mayor cantidad de caramelos posible, ni la gente encaramada a las farolas de la plaza para hacerse con los confites que se quedan en la corona.
De esta forma los palentinos han reivindicado un año más la peculiaridad de esta fiesta que desde hace años busca el apoyo de las instituciones y el respaldo de la sociedad para alcanzar la categoría de Fiesta de Interés Turístico Nacional. (RD/Efe)