La teoría según la cual los Acuerdos con el Vaticano como tratado internacional están por encima de la Constitución, revela una pobreza argumental aterradora
(Ramón Baltar).- El Obispado de Almería parece que no quiere cumplir la sentencia firme del TSJ de Andalucía que le condena a readmitir a una profesora de religión católica despedida de un colegio público por casarse con un divorciado. Se apunta un conflicto institucional que pide a gritos la revisión del instrumento jurídico que lo permite.
Aunque finjan ignorarlo los concernidos, la normativa que regula la provisión de plazas de dicho profesorado presenta toda la traza de anticonstitucional: un Estado aconfesional no puede conceder al poder religioso el derecho a decidirla imponiendo a la Administración sus particulares criterios. La teoría según la cual los Acuerdos con el Vaticano como tratado internacional están por encima de la Constitución, revela una pobreza argumental aterradora: todos los que suscribe el Reino de España tienen que ser conformes con ella.
Además de esto, cumple señalar que si el Estado acepta el principio de que la moral privada del docente de religión condiciona la idoneidad profesional, reconoce de hecho que esa materia no es otra cosa que catecismo. Lo cual significa que tolera a sabiendas el adoctrinamiento en sus aulas, algo que viene obligado a evitar. Allí solo cabe que los alumnos aprendan las normas que alcanza la razón ética, quedando reservada la enseñanza de los códigos morales revelados al ámbito familiar y a las comunidades de fe religiosa.
Por su parte, peca de incoherencia la Iglesia por no aplicar al caso la doctrina del ex opere operato, que separa la validez de los sacramentos de la virtud personal del ministro que los dispensa: ¿acaso explicar temas de religión exige mayor pureza de vida que administrar lo sagrado? Y también al esgrimir como causa del despido el matrimonio civil, contrato cuya existencia no reconoce.
Contra lo que creen sus ofuscados defensores, la clase de religión confesional en la escuela pública tiene mal futuro con el planteamiento actual. Si les importara solo la formación de los alumnos, sabrían cómo asegurárselo.