A ellos, que no han provocado la crisis, les está causando un sufrimiento que, para muchos, es cuestión de vida o muerte
(Jesús Bastante).- «Los pobres, los de aquí y los de allá, no pueden ser víctimas de nuestros consumos desmedidos, de nuestros excesos financieros, de nuestras faltas de previsión, de regulación o de acción; no pueden ser las víctimas de las ganancias fáciles y de la falta de valores». Myriam García Abrisqueta, presidenta de Manos Unidas, denunciaba este mediodía la reducción de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) en España, que en los últimos dos años se ha recortado prácticamente a la mitad, y que, de seguir así, «supondrá un retroceso de desarrollo de décadas» para millones de personas. Y lo hizo durante la presentación de la LIII Campaña contra el Hambre de esta ONG católica, que lleva por lema «La salud, derecho de todos. ¡Actúa!».
Por ello, desde Manos Unidas «pedimos a las instituciones públicas que mantengan sus compromisos en esta materia, buscando otras alternativas de ahorro para superar la actual coyuntura económica del país». Para que no paguen los pobres. «A ellos, que no han provocado la crisis, les está causando un sufrimiento que, para muchos, es cuestión de vida o muerte», recalcó Abrisqueta, quien incidió en que «esta crisis no puede ser una excusa para eludir nuestra responsabilidad y compromiso con los más pobres de la tierra y con los que sufren a causa de la injusticia de la falta de oportunidades».
Manos Unidas presentó los datos provisionales de 2011, donde se han invertido 51,7 millones de euros en la lucha contra la pobreza en el mundo, lo que supone un 2,3% menos que el año anterior. El 82% de estos fondos proviene del sector privado, y más aún, los fondos públicos han descendido un 14,5%. El año pasado, las grandes prioridades, que hoy continúan, fueron Haití y la emergencia del Cuerno de África, «que si no se actúa de inmediato, puede ser una nueva emergencia alimentaria en el Sahel».
Hacía muchos años, denunció la presidenta de esta asociación, que «no asistíamos en directo al drama del hambre, con imágenes desgarradoras de niños famélicos somalíes». En Manos Unidas «no dejamos de preguntarnos cómo es posible que gobiernos y organismos internacionales no actúen antes en situaciones previsibles y prevenibles. Claramente, hay algo en nuestro mundo que no funciona«.
En cuanto a la campaña de este año, que tiene como objetivo trabajar el cumplimiento del sexto de los Objetivos del Milenio (combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades), Abrisqueta recordó cómo el 97% de las muertes por enfermedades infecciosas se producen en los países menos desarrollados, o que mil millones de personas padecen enfermedades que no son consideradas prioridades de la salud mundial, pues no suelen ser rentables para los gobiernos desarrollados o la industria farmacéutica.
«Queremos que el derecho a la salud, recogido y proclamado hasta la saciedad por la declaración de los derechos del hombre, y por constituciones y cartas magnas, no sea sólo un derecho de los países más ricos. El derecho a vivir es inherente al ser humano, sea cual sea su situación social, nacionalidad o lugar de residencia», apuntó.
Pese a las críticas, desde Manos Unidas se congratulan de algunos avances, cómo la aceleración de nuevos tratamientos contra enfermedades tropicales desatendidas. «Desde Manos Unidas, seguiremos alentando estos logros, seguiremos siendo signo de esperanza. Seguiremos trabajando por lograr un cambio en la situación de desamparo en la que se encuentran millones de personas, porque el ser humano nos importa».
Junto a la presidenta de Manos Unidas, participaron en la rueda de prensa la doctora Seble Balcha, médico del hospital rural de Gambo, en Etiopía, Y Alicia Vacas, misionera comboniana en Tierra Santa, que denunció las políticas de separación entre israelíes y palestinos, que en la práctica impiden que miles de personas puedan ser tratadas convenientemente.