"Hay que reagrupar parroquias también en zona urbana"

José Ramón Garcés: «La práctica religiosa ha menguado mucho»

"No todo es decir misa y administrar los sacramentos"

José Ramón Garcés: "La práctica religiosa ha menguado mucho"
José Ramón Garcés

entiendo que a la gente que va al Vaticano le puede producir escándalo. Pero a veces pienso que somos víctimas de nuestro patrimonio, tienes que cuidarlo y usarlo

Al final de una larga mesa José Ramón Garcés (Oviedo, 1950) está sentado leyendo. En la sacristía de Santa María la Real de La Corte tiene el iPhone en silencio. Todas las tardes está en su parroquia. Por las mañanas, ejerce como ecónomo de la Iglesia asturiana. Casi acaba de llegar a Feijoo y ya piensa en hacer obras. La primera, el tejado de la estancia donde está. Corre peligro de derrumbe. Reconoce que «la práctica religiosa ha menguado mucho» y que, por eso, «hay que reagrupar parroquias también en las zonas urbanas». Lo entrevista El Comercio.

-También es el ecónomo del Arzobispado, tendrá mucho trabajo.

-Me ha aumentado un poquito, sí. Pero el trabajo de la parroquia me supone un entretenimiento.

-Tiene que compatibilizar, ¿no hay sacerdotes?

-Cada vez somos menos y es más difícil cubrir las parroquias. Pero por otro lado está el aspecto personal. Ayuda a redimensionar tu vida y, sobre todo, a encontrarte con lo que es más propio de tu vida de sacerdote.

-Sucede a Laurentino Gómez, un sacerdote muy reivindicativo.

– Fue una transición muy rápida, pero las huellas de los anteriores permanecen y hay que respetarlas. Laurentino ha trabajado mucho en esta parroquia, ha hecho mucho por la Iglesia. Ojalá yo alcanzase su talla. Toda sucesión supone pequeños cambios. Yo, por mi carácter, trato siempre huir de los protagonismos personales.

-¿Cómo ha encontrado la iglesia, qué necesidades tiene?

-Estos edificios son tan grandes que siempre quedan cosas por hacer. Ahora estamos con tres obras en perspectiva. La más urgente es la del tejado de esta sacristía que está hundido. Me han advertido del peligro de que si cae peso sobre el tejado, una nevada por ejemplo, se nos puede venir encima. Es una obra complicada porque no tenemos acceso directo, hay que entrar o a través de la Catedral o de San Pelayo. La segunda es de más envergadura: renovar la instalación eléctrica; y la que me gustaría culminar sería la pintura interior.

-Decía su predecesor que esta es una de las parroquias más pobres del centro.

-Yo no sé cómo están las otras. Esta tiene una dificultad geográfica. El templo está muy solo y el grueso de la parroquia queda muy abajo, en General Elorza, Foncalada, Gascona… A la gente mayor le cuesta mucho subir. No es una iglesia a la que venga mucha gente y eso repercute también en la economía.

-¿Eso puede cambiar?

-Los tiempos no son los mejores. La práctica religiosa ha menguado mucho. En estas parroquias del centro de Oviedo no vemos mucha juventud. Niños, por ejemplo, tengo solo 11 que van a hacer la comunión. La parroquia tiene más de 6.000 habitantes, pero eso no quiere decir nada.

-¿De esos 6.000 cuántos van?

-Aquí hay tres misas los fines de semana y la iglesia no se llena en ninguna. Entre las tres se forma un grupo aceptable, pero no nos hace falta comprar más bancos (ríe).

-¿Si esto sigue así llegará un momento en que tengan que cerrarse iglesias?

-Yo fui el último cura propio de El Valledor, parroquias donde hace 30 años iban una o dos personas a misa. Hoy sigue yendo la misma gente. La vela no se apaga, pero es verdad que esto nos obliga a reagruparnos. Este reagrupamiento se hizo en la zona rural y yo creo que pronto habrá que empezar en la zona urbana.

-¿En Oviedo?

-En este pequeño casco cuento diez centros de culto que tienen misa habitual. Las iglesias no se van a cerrar pero habrá que ver cómo se atienden ante la escasez de clero.

-Y de feligreses…

-Sí. Hay que acceder a nuevas maneras de evangelizar. No todo es decir misa, administrar los sacramentos. lo importante es estar cerca de la gente, llegar a la gente. Nosotros estamos para estar cerca de la gente, no de las piedras.

-La iglesia de San Antonio de Padua fue la última que se construyó en Oviedo, después de una muy pequeña en Montecerrao.

-Son diferentes. San Antonio de Padua fue un complejo parroquial y lo de Montecerrao es provisional a la espera de construir el templo cuando se pueda.

-La ampliación de La Tenderina también quedó aparcada.

-El plan de obras está congelado. Financiamos las obras a base de la enajenación del patrimonio. Además, en este momento de crisis daríamos mal ejemplo si estuviésemos construyendo como locos. Hay otras prioridades.

-¿Tienen problemas económicos?

-Si te conformas con lo que tienes, si haces presupuestos acordes a lo que ingresamos puedes llevar una vida tranquila. Igual en la Iglesia.

-¿Piden ayuda a las administraciones?

-La Iglesia lleva 2.000 años pidiendo, el vicio no se nos ha quitado (ríe). Claro que pedimos, a todo aquel que baja la guardia. En todo lo que nos parece razonable pedir. Con el Ayuntamiento hemos llegado a acuerdos muy razonables para cesión de suelo. En una iglesia como esta, Bien de Interés Cultural, es lógico que cuando haya que hacer obras se le solicite colaboración a Cultura.

-¿Les afecta el parón por las elecciones?

-La congelación de los presupuestos afecta a todo el mundo. Este parón nos ha pillado por sorpresa a todos y estamos un poco perplejos. Creo que ni nos lo esperábamos, ni nos entra en la cabeza, que esto pueda pasar en los tiempos que corren. Cuando todo el mundo está pidiendo a los gobiernos que agilicen la gestión, que vayamos a perder otro medio año en rearmar un gobierno regional. Me ha entristecido mucho, creo que no es bueno para nadie.

-¿No le parecerá bien entonces el adelanto electoral?

-Tenían que haber encontrado soluciones previas y haberse puesto de acuerdo, no sé con quién ni cómo. La política es diálogo y negociación. He visto por internet una plataforma que se ha creado para pedir a los políticos que no gasten dinero en las elecciones, que no hagan campaña, que ya les conocemos a todos. Yo lo suscribiría. Me parece un espectáculo un poco bochornoso.

-¿Sabe a quién va a votar?

-Esas cosas no se dicen, ¿no? En este momento no lo sé, de verdad. No es por esquivar la pregunta.

-Usted recomienda «vivir como cualquier solterón mileurista». ¿Sigue su consejo?

-No sé si he recomendado eso, pero bueno, gano mil euros y estoy soltero. Los curas llevamos una vida muy normalita. Vivimos solos, en casa nos lo hacemos todo, sabemos cocinar, planchar. y fuera de casa no llevamos una vida gastiza. En este momento somos privilegiados, respecto a como vive mucha gente.

-Pero la gente ve la pompa de la iglesia y se indigna.

-Sí claro, entiendo que a la gente que va al Vaticano le puede producir escándalo. Pero a veces pienso que somos víctimas de nuestro patrimonio, tienes que cuidarlo y usarlo. Y luego está la liturgia de la iglesia, rodeada de esa pompa… Para una cultura de hoy llama la atención. A pesar de la que está cayendo y de lo mucho que se oye, el colectivo no está mal. Hace más bien que mal, pero lo malo hace mucho ruido. Y de eso también hay como bien se sabe…

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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