Es responsabilidad y tarea de ésta acompañar con la oración, el afecto y la oportuna colaboración a los candidatos al ministerio sacerdotal
(J. Bastante).- «¿Acaso la escasez de vocaciones sacerdotales no son una muestra de debilitamiento de la fe o de mediocridad de vida cristiana?». El cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, se muestra preocupado ante el «invierno vocacional» que sacude a la Iglesia española. Ni siquiera hitos como la reciente JMJ, «una experiencia luminosa de la catolicidad y la apostolicidad de la Iglesia», han servido para frenar la falta de candidatos para el sacerdocio.
Este domingo se celebra en toda España el Día del Seminario. Con este motivo, Rouco Varela ha publicado una carta en la que destaca la «importancia y significación del Seminario en la misión de la Iglesia diocesana», por lo que insiste en que «es responsabilidad y tarea de ésta acompañar con la oración, el afecto y la oportuna colaboración a los candidatos al ministerio sacerdotal».
Para Rouco, esta jornada es interesante para que los fieles «presten a nuestros futuros presbíteros el calor del afecto y la solidaridad cristianos que estimule su camino de entrega al Señor y a los hermanos». Pese a la escasez, Madrid es la diócesis española con mayor número de seminaristas (más de doscientos, entre el Seminario Concilio y el «Redemptoris Mater» de los kikos). «Cada seminarista es fruto de una iniciativa original del Señor que ha querido salir a su encuentro, les ha fascinado con su predilección, y les ha elegido».
Como viene siendo habitual, el cardenal de Madrid recordó la reciente Jornada Mundial de la Juventud, donde «cerca de dos millones de jóvenes, acompañados por sus pastores y confirmados en la fe y en el testimonio por la presencia y la palabra del Papa Benedicto». «En las intervenciones del Papa Benedicto era constante la llamada a los jóvenes a vivir la vocación cristiana con todas sus consecuencias«.
«La palabra y el testimonio del Papa en la JMJ son una apremiante invitación a secundar su siembra vocacional: parroquias y movimientos, comunidades y fieles cristianos», clamó Rouco, quien insistió en que «la medicina contra el cansancio de creer» debe «sanar y fortalecer en todos – personas, familias, parroquias y movimientos – el crecimiento en santidad, en generosidad y en alegría cristianas, de manera que nuestros jóvenes aprendan a acoger en su corazón la llamada de Cristo y a seguir con valentía y disponibilidad el camino que Él les proponga». Por ello, y pese a la crisis vocacional, el purpurado espera «una abundante floración de vocaciones en los próximos tiempos, cuando el Señor lo disponga».
«Mientras llega el momento tan deseado de la ordenación sacerdotal, los futuros presbíteros, llamados a intervenir decisivamente en la nueva evangelización, crecen en «pasión por el Evangelio«, como reza el lema del «Día del Seminario». Como comunidad fraterna de discípulos, cultivan las cualidades humanas necesarias para alcanzar una personalidad equilibrada y resistente, responsable y libre; se ejercitan en la relación personal con Dios en Jesucristo», afirma el cardenal de Madrid.