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(Jesús Bastante).- «Es curioso: a Cristo lo mataron por blasfemo y a los cristianos por ateos«. José Cabrera es médico forense. Ha intervenido en numerosos programas de televisión y radio, y acaba de publicar el libro «CSI: Jesucristo«, editado por Atanor. En él plantea, con las técnicas que hay ahora, cuál fue o cuál pudo ser la muerte de Jesús.
-¿De qué murió Jesús?
-La gente dirá, ¡le crucificaron! Pero a mí me interesa que los creyentes y los no creyentes entiendan lo que significaba en aquella época morir en la cruz. Era un tormento tan brutal, que nos es imaginable hoy día. Hoy se sigue muriendo, pero no de esa manera. Cristo murió porque fue torturado. Antes de ser clavado en la cruz estaba ya muy mal.
-¿O sea que a la cruz llegó casi muerto?
-Casi muerto, sí. De hecho, en la cruz debió estar vivo entre dos y tres horas máximo. Cuando hay referencias históricas de gente crucificada que ha vivido días colgado en la cruz.
-¿Por eso a los otros dos les quebraron las piernas, y a Jesús no?
-Efectivamente, por eso el centurión, como de todos es conocido, le tiene que atravesar el corazón. Para no romperle las piernas, como dicen los profetas.
-¿Y de ahí salió «sangre y agua»?
-Siempre se ha especulado con esto, pero se puede explicar: es el líquido del pericardio y de los pulmones. Cuando una persona está colgada en una cruz, se está asfixiando, y además el corazón late con dificultad. Por eso se llena de líquido la cámara del pericardio, y al pinchazo de la lanza sale sangre de los ventrículos y líquido pericárdico.
-¿Cómo era la corona de espinas?
-No era una corona como suelen pintarla, era una especie de casco. Eso hacían. Lo que pasa es que la tradición cristiana habla de una corona porque era más estético, lógicamente. Pero es un casco que clavaban directamente, hecho con los espinos que utilizaban las guarniciones romanas para encender las hogueras. Como el sarmiento de Castilla.
-¿Cuál es la causa última de la muerte de Jesús?
-El fracaso cardíaco ante la pérdida de sangre. En un momento dado, cuando el corazón no tiene sangre que bombear, se para. El término técnico es «shock hipovolémico«. Desde el punto de vista forense, tras esa expiración, el último suspiro de vida, Cristo falleció definitivamente. El resto, son historias para justificar o no justificar el tema de la resurrección. Pero vamos, la muerte es segura. No podían jugarse el pellejo, ni Pilatos ni la autoridad judía.
-¿No crees que se le da demasiada importancia al sufrimiento de Cristo, y menos al «motivo» (desde una perspectiva creyente) de ese sufrimiento?
-Ése es el núcleo de la creencia. No se puede vivir sin creer. En algo, en alguien. En tu hermano, en tu novia, en tu trabajo, o en Cristo resucitado. Porque vivir sin creer es absurdo. El cristianismo es la única religión del mundo cuyo Dios muere. Eso es muy interesante, más que el hecho de que resucite. Porque eso, para un forense, ya es hipótesis. Pero vamos, los médicos también somos personas.
-¿Cómo conseguiste plantear el libro desde la perspectiva profesional, sin caer en determinados clichés?
-Bueno, el título es una concesión que he hecho a la editorial, porque CSI es muy comercial. A mí lo que me interesa es el fondo de la cuestión. No soy para nada escabroso, soy un médico serio que ni siquiera tiene fantasía. Por eso me veo obligado a hablar de la realidad, no soy capaz de escribir cuentos.
Me lo planteó un amigo que pensaba que había que escribir algo sobre esto. Está la película de Mel Gibson, pero una película siempre es fácil.
-¿También introduces, además de los médicos, aspectos históricos y culturales, o detalles que ayuden a entender todo el camino de Jesús al Calvario?
-Eso es. Es que es muy importante que la gente que quiera estudiar la muerte de Cristo, sea o no creyente, entienda lo que es eso históricamente: los judíos le denuncian por blasfemo (porque dice que es Hijo de Dios), y los romanos le detienen por presión política. Es decir, Pilatos le mata para que no le acusen ante el emperador, que está en Roma. Y él no quiere jugársela. Por eso dice la tradición que la mujer de Pilatos le advierte de que Jesús es inocente.
-Hay un evangelio apócrifo de Pilatos, que cuenta cómo vivió él tras eso…
-Sí, es muy interesante. La gente no sabe, por ejemplo, que durante los primeros años de los cristianos y las persecuciones, cuando Nerón los mataba en el circo romano, los mataba por ateos. Porque no creían en los dioses romanos. Es curioso: a Cristo le matan por blasfemo y a los cristianos por ateos.
-¿Tanto suponía en esa época proclamar que Dios se hace hombre y además muere?
-Claro, es muy fuerte. Ésa es la clave de la hipótesis que mantienen algunos intelectuales de que ésta pudiera ser la verdadera religión: No existe ninguna otra, en el constructo humano, que haga eso.
-¿Y el mito de Osiris?
-Eso es otra cosa. Es una transformación diferente. Por eso, como decía un teólogo cristiano, «es la hipótesis más cercana a la verdad«.
-Estas informaciones sobre los padecimientos de Jesús eran ignoradas, no hace mucho, hasta por los papas. ¿Le dan más valor a la redención?
-Sí, porque además Jesús sufrió sin tener por qué. Si eres Dios, y existes dese siempre (que es el concepto de Dios), ¿por qué vas a sufrir? La explicación cristiana es sufrir por amor. Lo único que nos queda en este mundo: ni corbatas, ni coches, ni técnica. Únicamente el amor.
-¿Valdría el discurso de las bienaventuranzas para firmar hoy cualquier declaración de Derechos Humanos?
-Mahatma Gandhi, que no era cristiano, tenía las Bienaventuranzas en la cabecera de su cama. Las bienaventuranzas son la clave del actual código penal: no a la tortura, no a la venganza, sí al perdón de los enemigos. Eso no lo ha hecho ninguna religión. Por eso marca un antes y un después.
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