Hay que destacar el control, la disciplina y el orden respetuoso que se ha mantenido en todos los actos programados
(Jesús Bayo, desde La Habana).- Hemos tenido esta mañana la Misa en la Plaza de la Constitución. Un acto cívico-religioso un tanto ambiguo, como era de suponer. Los católicos (no más de 20.000) que iban con la intención de participar en la Eucaristía desde sus respectivas parroquias, no han podido escuchar, ni ver, ni participar bien en la ceremonia. Los no católicos, enviados por las instituciones estatales (centros de trabajo, sindicatos, partido comunista), han colmado la plaza (más de 200.000 personas). La imagen visual y televisiva ha sido impactante: una gran multitud que asiste voluntariamente a la Misa del Papa. Eso es engañoso y ambiguo.
En la Misa estuvieron presentes todas las autoridades del gobierno de Cuba, con respeto y cortesía hacia un Jefe de Estado tan singular. Una recepción de este tipo no la hacen con ningún otro Jefe de Estado.
También asistieron a la Eucaristía obispos y fieles procedentes de otros países, en especial, de Estados Unidos. Se calcula que unas 2.000 personas han venido del extranjero con motivo de la visita del Papa.
La homilía del Papa ha sido corta y bien pensada. No faltaba ni sobraba nada. A partir de las lecturas comentó la importancia de la Verdad y la Libertad cristianas para que sea efectiva la dignidad en el ser humano.
El Papa se entrevistó en privado ayer con el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, el General del Ejército Raúl Castro. Hoy, después de Misa, recibió a Fidel Castro en una breve entrevista en la Nunciatura apostólica.
La despedida por las calles, desde la Nunciatura hasta el aeropuerto, estuvo acompañada de numeroso público que flanqueaba las arterias. Lógicamente, todas esas personas fueron enviadas desde los centros de trabajo y las instituciones estatales, como signo de cortesía para despedir al Papa.
Globalmente, me parece valiosa esta visita del Papa a Cuba. Es un gesto de benevolencia del Santo Padre que ha llegado como Peregrino de la Caridad, con motivo del cuarto centenario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad. Sus mensajes han sido claros desde el punto de vista religioso y social. Ha sonreído y bendecido a todos los cubanos y ha sido cortés con el gobierno que lo acogió de forma extraordinaria. La imagen pública de la Iglesia en Cuba sale ganando con el viaje, pues le ha permitido estar en las pantallas de televisión y en espacios públicos a los que no tiene acceso normalmente.
El gobierno de Cuba también gana con esta visita, pues ofrece al mundo una imagen de pluralidad, de libertades religiosas y civiles, que no responde a la realidad cotidiana. Por otra parte, hay que destacar el control, la disciplina y el orden respetuoso que se ha mantenido en todos los actos programados, y el entendimiento entre la Jerarquía de la Iglesia y las Autoridades del Gobierno para llevar a cabo esta extraordinaria y privilegiada visita papal.