Sólo así el pueblo de Dios puede hacerse una idea cabal del tema, opinar con conocimiento de causa y saber a qué carta quedarse
(J. M. Vidal).- Han redactado una nota de «advertencia» (que, en la praxis, funciona como una condena) infumable (según la opinión de muchos teólogos) y, ahora, se esconden. No dan la cara.
Ni los obispos de la comisión episcopal para la Doctrina de la Fe ni los (mucho más numerosos) de la Comisión Permanente, que la avalaron. Ni los teólogos que la avalaron y hasta la aconsejaron. Todos callados y en silencio. Los únicos que dan la cara son los colegas de Andrés, los teólogos que no participaron ni directa ni indirectamente en su «linchamiento».
Sería bueno que tanto los obispos como los teólogos promotores de la nota de la CEE saliesen a la palestra y explicasen abierta y claramente sus razones. Sólo así el pueblo de Dios puede hacerse una idea cabal del tema, opinar con conocimiento de causa y saber a qué carta quedarse.
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